“No creo que EE.UU. quiera hacer de los conflictos de Siria una guerra subsidiaria” con Rusia, afirmó el canciller ruso Serguéi Lavrov, quien participó en Viena junto a otros cancilleres en una reunión para tratar el conflicto sirio.
En una rueda de prensa, acompañado del secretario de Estado norteamericano, John Kerry, y el enviado especial de las Naciones Unidas para Siria, Staffan de Mistura, Lavorv afirmó que Moscú se opone a las injerencias externas en el proceso político del país árabe.
El diplomático ruso aclaró que su país no ha cambiado la postura sobre el futuro del presidente Bashar Al-Asad, y enfatizó que el mismo “deben decidirlo los mismo sirios” en el marco de un proceso político.
En este marco, dijo que durante el encuentro realizado en Viena, han exigido la ONU que reúna a los representantes del Gobierno de Damasco y de la oposición de ese país para comenzar el mencionado proceso político, que debe conducir a “una nueva Constitución y a unas nuevas elecciones”.
Lavrov apuntó que dichos comicios “deben celebrarse bajo supervisión de la ONU”, y en ellas deben participar todos los sirios y refugiados, independientemente de dónde se encuentren.
Asimismo, destacó la importancia de formar un consenso sobre la necesidad de garantizar la integridad territorial de Siria y de conservar intactas sus instituciones políticas.
El jefe de la diplomacia rusa emitió estas declaraciones al término de una cumbre internacional en Viena, capital austriaca, con la participación de delegaciones de varios países y de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) y de la Unión Europea (UE), en la que se trató el conflicto sirio.
La Casa Blanca anunció el jueves el despliegue de fuerzas especiales del Ejército de Estados Unidos a suelo sirio supuestamente para cumplir funciones en calidad de asesores.
El mencionado “asesoramiento” es a juicio de analistas internacionales una forma disimulada de tomar parte activa en las labores desestabilizadoras y de agresión para derrocar al Gobierno.
