Ruinas sin destino

El frigorífico, para Cardozo, fue “sumamente importante” para Concordia no sólo por la cantidad de fuentes laborales que generó, en un momento llegó a tener 2.000 empleados, sino también por las cuestiones sociales que giraban a su alrededor.

Por un lado, a los empleados de la planta les ofrecía un terreno, una vivienda, agua corriente y energía eléctrica. “Había habitaciones para solteros también”, indicó. La idea que subyacía a esas concesiones era que, para rendir en el trabajo, “el patrón tiene que brindar lo mejor al obrero; eso era justicia social”, acotó.

Y además la planta ofrecía un precio justo por la hacienda a los pequeños productores. “El CAP nace con la idea de defender al productor agropecuario. Creo que en 1943 o 1945 recién se le reconoce el precio por kilo del animal. Antes se lo pagaba por bulto. O sea que comienza un avance para defender el producto nacional. Lo que pasas es que después se fue desvirtuando un poco ese propósito por parte de los grandes ganaderos que hay en La Pampa y en la provincia de Buenos Aires. Todo el mundo sabe que las directivas no fueron las correctas más las políticas y por eso cierra CAP”, sostuvo.

En la planta Cardozo era parte de la vigilancia y seguridad. Pero, a diferencia de los demás empleados que sólo realizaban su labor en un sector acotado, Cardozo recorría la planta abarcando toda la cadena productiva y se interioriza de cada sector.

El ganado en pie era arreado por parte de pequeños productores que no podían costear otro tipo de transporte, como el tren o los camiones jaulas que sí eran alquilados por productores medianos. Los vehiculos estacionaban en la estación de servicio que está en El Martillo. El lote se pesaba en balanzas y se le entregaba un ticket al productor.

Se lo marcaba con un número con pintura en el lomo y se lo enviaba a potreros (un sector que no existía en otras plantas) donde se ‘purificaba’ (estaban 24 horas sin agua ni comida) antes de ser faenado. “Se faenaban entre 400 y 700 cabezas por día”, recordó. De allí pasaban a la ‘sala de noqueo’, luego a la playa y allí comenzaba la elaboración de la carne.

El frigorífico no sólo tenía cámara de enfriamiento sino también de depósito. “Allí se mantenían los cortes del animal mientras se buscaba el momento propicio para venderlo”, mencionó el antiguo empleado de la empresa.

La producción salía en barcazas a través de un muelle y al animal se le sacaba todo lo que tenía utilidad. Los productos que viajaban por el río Uruguay hasta otra planta denominada ‘CAP La Negra’, situada en Avellaneda (provincia de Buenos Aires), eran: carne salada, corned beef, paté, picadillo, conservas, molienda de huesos, aceites, cueros, etc. “El frigorífico tenía un puerto que está totalmente abandonado y un túnel por donde se mandaba la carne”, dijo.

Museo

Hace 35 años que Cardozo se radicó en La Plata. No obstante, a menudo viaja a Concordia y visita las ruinas. En ese sentido, dijo que se podría preservar un sector como museo. Como ejemplo, cito la ex planta de CAP Río Grande. En efecto, el decreto 064/99 del Poder Ejecutivo nacional estableció como “monumento histórico nacional a las instalaciones del ex Frigorífico CAP, ubicadas en la Ciudad de Río Grande”.

El complejo está sobre la margen sur del río Grande, cuyas primeras instalaciones datan de 1908, en que los pioneros Menéndez y Braun instalan el primer frigorífico que en 1941 sería comprado por la Corporación Argentina de Productores (C.A.P.). Funcionó plenamente hasta entrados los años 70`s. Desde el muelle primitivo, distintas unidades de la flota de buques de la Compañía Juan Peisci, bautizadas "Lucho", trasladaban los embarques de carne hacia los denominados "buques caponeros" que aguardaban en altamar, para seguir camino a Europa donde se vendía el producto fueguino. Lamentablemente el 25 de octubre de 2013 el complejo fue reducido por las llamas.

Cardozo sostuvo que sería muy importante para la historia del país que se preserven partes de las instalaciones y que no se pierdan. “Que fue lo que pasó en cada zona y como fue nuestro país”, indicó.  

Pero no se debe perder tiempo dado que lo único que queda son ruinas. En los 80, cuando dejó de funcionar, uno de los argumentos del cierre fue que el edificio (inaugurado en la década del 40 junto con el establecimiento de la Junta Nacional de Carnes) ya no estaba en condiciones en aquel entonces.

En ese sentido, Cardozo dijo que podría utilizarse el edificio de estaba ubicada la gerencia, situada a 400 metros del muelle. “Tenía un jardín. Sería importante ubicarlo ahí”, recordó.

Puerto

Por otro lado, Cardozo mencionó la importancia de que se haga el puerto dado que la ubicación es muy buena. Al respecto, cabe recordar que la UTN, en 2007, la Universidad Tecnológica Nacional (UTN), subsede Concordia, realizó un estudio de prefactibilidad sobre la posibilidad de construir un puerto a pedido del Instituto Portuario de la provincia. La prefactibilidad abarcaba distintos aspectos: la vía navegable, la vía terrestre y lo que abarcaría la zona productiva del puerto. El escenario más favorable era para cargas a granel. Y la prioridad era el transporte de madera. Tiene mayor volumen y menor costo, menor valor y por lo tanto requiere un abaratamiento del flete.

El otro escenario favorable son las cargas de container. Las cargas pueden ser de madera aserrada o de otros productos de la zona. Incluso, los containers pueden ser refrigerados para transportar carne, frutas frescas u otra mercadería perecedera. “El escenario trabajado no solo contemplaba el envío de mercadería sino también el ingreso de productos a la zona. “Todo el circuito se tiene que analizar porque en realidad las barcazas tienen que ir con carga y volver con otra carga en lo posible para dividir el costo del flete”, señaló. “

El análisis no incluyó el costo que acarrearía la construcción de un puerto en el ex frigorífico. “Para ello habría que demoler los edificios existentes para generar las playas de almacenamiento. “Además se debe dotar al lugar de una infraestructura que contemple luz y cloacas y  un muelle de embarque que avance sobre el río. Actualmente hay dos: uno metálico que se construyó junto el frigorífico y otro de hormigón para carga refrigerada que era por donde se cargaban las medias reses. Pero ninguno fue incluido en el proyecto.

Además el estudio determinó que la navegación no era inconveniente salvo en determinados pasos. Uno es conocido como Hervidero y se ubica al sur de Puerto Yerúa. A ese paso se le añaden otros ubicados en cercanías de Colón que requieren el dragado de arena o de arcilla. De todas formas, a una altura de 3 o 3,50 mts. en el puerto local, los pasos son accesibles. La superficie (15 has.) y la ubicación altimétrica del lugar son inmejorables porque no es inundable. “Tiene una cota muy alta y eso lo hace óptimo para que trabaje con distintas alturas del nivel.

La ubicación es otro punto fuerte debido a que está muy cerca del Parque Industrial. Además un ramal ferroviario cruza por la puerta del ex frigorífico pero aunque hace dos décadas y media que las vías fueron abandonadas (se trata del tramo que enlaza Concordia y Concepción del Uruguay). La presencia del ramal  puede conectar al puerto con destinos en Paraguay y Brasil.

No obstante, a pesar de las ventajas señaladas, nunca se avanzó en el proyecto definitivo. Las ruinas siguen siendo eso, ni museo, ni puerto. Solo una cáscara vacía; un fantasma de material de otras épocas, que vuelve a ser noticia cuando suceden fatalidades como las del domingo pasado. 

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