En un análisis optimista sobre lo que significan las luchas populares, para el actual docente y teólogo, en esa década hubo una fuerte resistencia a la instauración de las políticas neoliberales y citó una larga lista de organizaciones diciendo, “había organizaciones populares por doquier, con una gran fuerza, con una gran conciencia, que resistían todo intento de imponer lo que significaba la destrucción del país”.
En una magistral explicación, el padre contó cómo nacieron las políticas neoliberales y citó, “fue en el año 1947, en un poblado de Suiza, en Monte Peregrino, donde se reunieron los máximos intelectuales de la concepción neoliberal”. Dijo que en esa reunión establecieron las políticas que debían implementarse en el futuro, “planes que no podían aplicarse en ese momento, porque en ese momento se venía de una terrible crisis del capitalismo, que habían significado las dos guerras mundiales y para salir de esa crisis proponían un nuevo plan que se conoce como Keynesianismo”, indicó para luego explicar qué significaron esos planes, “la intervención del estado en la industrialización, la redistribución del ingreso con la implementación del mercado”, dijo par luego señalar que a fines de los 60 esas políticas entraron en crisis, “acá se da el golpe de estado de Onganía y ahí se comienzan a implementar las primeras medidas del neoliberalismo”, remarcó y volvió a su discursos entusiasta afirmando que en el año 69 ya se registraban movimientos de resistencia a esas políticas, “el pueblo, el sujeto popular, las resiste completamente”.
Reconociendo que los movimientos históricos, sociales y políticos, están cargados de contradicciones, rescató la resistencia de los años setenta cintando al denominado “Cordobazo” como un hecho que desencadenó aquella lucha, “porque ahí se une este sujeto popular, formado por clase media, estudiantes, trabajadores y se mezcla todo un pueblo que protagoniza una lucha que pasó a ser el símbolo de las luchas populares”, expresó ante un público atónito, que escuchaba con atención y respeto. Fue en ese momento cuando defendió y justificó la lucha armada de esa resistencia social diciendo, “no podemos juzgarla fuera de su contexto, en ese contexto hay que ver cuáles fueron las acciones bien implementadas, cuáles fueron los errores, cuáles fueron mal implementadas”, subrayó para pasar a hablar de la “memoria”.
En ese punto y aparte de su alocución dijo que la memoria es parte de lo conforma el “sujeto” y sostuvo que esto no es algo agregado al sujeto, “pertenece a la esencia misma del sujeto, es un rasgo ontológico”, dijo en tono académico y luego agregó, “para ser más claro, sin memoria no hay sujeto”. Por eso sostuvo que cuando se pierde la memoria, “comienza a desaparecer el sujeto”.
De esa manera entró en un tramo más fuerte de su catedrática exposición afirmando que los desaparecidos de la dictadura, son más del número que se representa y utilizó definiciones filosóficas y hasta religiosas para fundamentarlo, “los apóstoles no eran 12, eran más y representaban a las tribus que en ese momento buscaban una definición de la nación”, referenció en lo que fue un paradigma de lo que sucedió en la historia argentina del siglo XX, a la que diferenció en ciclos, desatados a través de las míticas manifestaciones populares, entre las que citó al 17 de octubre de 1945, el Cordobazo de mayo de 1969 y el 19 y 20 de diciembre de 2001, “si lo pensamos, estos movimientos populares, dividen la historia en 30 años”, afirmó.
El ex sacerdote se dio un tiempo para la sonrisa cuando aclaró que él había participado de estas tres manifestaciones populares, “pese a mi juventud (sonrió), yo fui contemporáneo del 17 de octubre del 45, aunque estaba en el seminario en ese momento, participé del Cordobazo como sacerdote tercermundista y también integré las asambleas del 2001”, repasó ubicándose como un protagonista comprometido de la historia política social de un país que todavía tiene pendiente su proyecto de nación.
Fustigó a quienes intentan borrar de la historia a los luchadores sociales repudiando los escritos de Sarmiento y Mitre, quienes escribieron parte de la historia Argentina e instó a los presentes a trabajar con compromiso, recalcando que la historia comienza en cada individuo.