La voz de Rossi asegurando que “algunos compraron canales de televisión” se fue llamativamente apagando a medida que se alejaba de la capital provincial y salvo medios como el Cronista Digital, el resto consideró que tales aseveraciones no merecían ser una noticia fuera del contexto del juicio.
Ahora, esas graves acusaciones que seguramente la justicia no profundizara, son rescatadas por un artículo publicado en el semanario Análisis. Allí, el periodista Jorge Riani profundiza estas advertencias cruzadas y el posterior repliegue en el marco del juicio por el que fue condenado Domingo Daniel Rossi
El articulo destaca que cuando el ahora condenado intendente de Santa Elena, Domingo Daniel Rossi, habló ante los jueces de que “otros compraron canales de televisión con fondos reservados”, el oficialismo entendió que estaba en un aprieto. Las palabras de un ex vicegobernador dolido amenazaron con desatar una tormenta de escándalo, y eso obligó a encarar un intenso operativo de negociaciones entre hombres de la primera fila del gobierno provincial y el cuestionado presidente comunal para asegurar su silencio. El intendente condenado por enriquecimiento ilícito se aseguró la promesa de extender casi indefinidamente la situación judicial para garantizar su permanencia en el poder. La ruta de las llamadas cruzadas para arreglar el asunto enreda a funcionarios de la Justicia con hombres del poder político, según pudo determinar ANALISIS. El estiramiento de los plazos para las apelaciones y quejas, la simple condena de prisión en suspenso y la posibilidad de que un retoque en el Superior Tribunal de Justicia garantiza el cumplimiento de un pacto entre poderosos.
Ni el pedido del fiscal reclamando prisión efectiva, ni la mismísima condena generaron tanta ira en Domingo Daniel Rossi como aquello que más lo tomó por sorpresa.
La acusación
“Algunos compraron canales de televisión; yo no compré nada”. La frase desparramó una tormenta en las entrañas del poder bustista. A partir de ahí, todo sería negociaciones, llamadas cruzadas, promesas, advertencias, envasadas en larguísimos diálogos con que los emisarios de Busti buscaron frenar lo que se advertía como un escándalo mayúsculo.
De hecho, en la primera fila del gobierno preocupaba el acto que Rossi pensaba realizar en pleno centro cívico -una vez terminado el juicio- con altoparlantes montados a una utilitaria Fiat Fiorino que había sido traída desde Santa Elena.
Dependerá de como el poder de turno aplaque esta tormenta para saber mas saber, mas temprano que tarde, si Rossi avanza en sus aseveraciones o solo se trato de un segundo de sinceramiento, que nutre las generalizadas sospechas sobre la administración de los fondos públicos.