Ropa importada para desvestir a la industria

La producción del sector textil está afectada por la baja del consumo junto al incremento de las importaciones. Según los últimos datos de la Fundación Protejer, el año pasado se registró una caída del 25 por ciento en el nivel de actividad industrial. En relación a ese “piso bajo”, entre enero y julio de 2017 se anotó una merma del 12,9 por ciento. Se espera que el sector cierre el año con una caída del 5 por ciento en relación a 2016. El segmento más afectado es la indumentaria, que registra la desaparición de 3325 costureros formales según el Ministerio de Trabajo, mientras que la reducción de los puestos informales llegaría a los 30 mil.

 En siete meses se importaron algo más de 12 millones de kilos de ropa, un 57 por ciento más que en el mismo período del año pasado y prácticamente el doble que en 2015, en el contexto de un mercado interno más reducido. Se trata de los datos de importaciones que ingresan por la Aduana, que se estima que representa el 25 por ciento del mercado formal, que a su vez es la mitad del mercado total, por el alto grado de informalidad. Es decir que el ingreso de Aduana representaría el 12,5 por ciento del mercado total. El universo de los importados se completa por el contrabando hormiga por las fronteras, las compras de ropa por turistas que viajan al exterior junto al servicio puerta a puerta. El cálculo de los economistas del sector es que el agregado de las importaciones puede llegar al 40-50 por ciento del mercado total de ropa en el país.

 El desagregado por producto muestra que los mayores incrementos en relación al año pasado, medidos en toneladas importadas, se registran en abrigos de mujer (196 por ciento), pantalones de hombre (152 por ciento), chales (150 por ciento), pantalones de mujer de algodón (130 por ciento), prendas de algodón para bebés (133 por ciento), abrigos de hombre (116 por ciento). En siete meses de este año, frente al mismo período de 2015 se verifican aumentos del 300 por ciento en pantalones de hombre, una magnitud que también se verifica en prendas de algodón de bebé (275 por ciento), chales (389 por ciento) y pantalones de algodón de mujer (209 por ciento).

 Casi el 80 por ciento de las importaciones que ingresaron por Aduana entre enero y julio provinieron de China, que a su vez crecieron un 77 por ciento en relación al mismo período del año pasado. Sólo dos orígenes superaron el gran desempeño de las importaciones chinas. Los ingresos desde Brasil avanzaron 98 por ciento y los de Paquistán, 101 por ciento. Las importaciones desde Bangladesh avanzaron 66 por ciento y desde la India, 21,8 por ciento. Los destinos de mayor suba muestran los menores precios por kilo importado medido en dólares. El kilo más barato viene de China a 18,2 dólares en promedio, seguido por Paquistán (19,2 dólares) y Bangladesh, a 22,9 dólares. Seguido viene Brasil, a 23,6 dólares, lo que da una idea de la profundidad de la crisis económica en el país vecino.

 En cuanto a las empresas que están detrás de las operaciones de importación, el 10 por ciento de los ingresos fueron efectuados por apenas dos empresas: Falabella y Zara. Otro 10 por ciento corresponde a las marcas deportivas, donde pican en punta Adidas y Nike, y un 11 por ciento adicional fue realizado por los supermercados, en donde tallan Coto, Carrefour y Walmart. Un 20 por ciento corresponde a las marcas de ropa, mientras que el restante 46,9 por ciento fue adquirido por “importadores puros”. Los empresarios saben del floreciente negocio de la importación: en 2015 la cantidad de importadores de prendas era de 504 empresas, que pasaron a 570 el año pasado y en lo que va del 2017, a 817 firmas.

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