Robo de bebés: revelaron el mecanismo de elección de los niños

Roisinblit, de 90 años pero con un relato ordenado y vivaz, incriminó también al médico Jorge Luis Magnacco –uno de los enjuiciados- por haber asistido al parto de su hija desaparecida Patricia, en noviembre del ’78, cuando nació su nieto Guillermo, a quien pudo recuperar recién en el año 2000.
“Todo lo que cuento acá lo sé porque hay chicas sobrevivientes que lo vieron, como Sara Osatinsky, que estaba en la cabecera del parto y Ana María Larralde, que le aplicó el goteo para acelerar el trabajo previo”, abundó Roisinblit, quien dijo que ese lugar ubicado en el sótano de la ESMA era conocida como «la pequeña Sardá».
Patricia Roisinblit y su marido Rodolfo Pérez Rojo fueron secuestrados el 6 de octubre de 1978 y llevados presuntamente a la Mansión Seré, un centro de detención ilegal que manejaba la Fuerza Aérea en Castelar, pero ella fue trasladada a la ESMA pocos días antes del alumbramiento, contó hoy la mujer ante el Tribunal Oral Federal 6, que preside María del Carmen Roqueta.
Tras el parto, el pequeño fue entregado a un matrimonio que integraba Francisco Gómez, personal civil de la Fuerza Aérea, y su mujer Teodora Yofre, entonces empleada doméstica de un alto oficial de esa fuerza, hecho por el que fueron juzgados y sentenciados por la supresión de identidad de un menor de 10 años, privación ilegal de la libertad y falsedad ideológica.
En este juicio están siendo juzgados, entre otros, los ex dictadores Jorge Rafael Videla y Reynaldo Bignone, junto al jefe operativo de la ESMA, Jorge «el Tigre” Acosta, así como el médico militar Magnacco, que asistió a los alumbramientos en el centro clandestino de la marina y firmó certificados truchos falseando los progenitores.
Ya en democracia, Magnacco siguió atendiendo en el Sanatorio Mitre de la ciudad de Buenos Aires, hasta que fue identificado por los organismos de derechos humanos y se fugó, hasta que fue detenido en España en el 2004, de donde fue extraditado.
En casi dos horas de exposición, la vicepresidente las Abuelas contó los orígenes de la querella por la apropiación sistemática de hijos de desaparecidos, los respaldos que recibió la organización de diferentes países, en especial de Canadá y Alemania, y los viajes que realizó denunciando los casos.
“Al Papa Juan Pablo II le entregamos en mano en una audiencia en el Vaticano la tercera carpeta, porque la primera se la había entregado (el Premio Nobel, Adolfo) Pérez Esquivel, y el sabía de qué se trataba porque dijo ‘oramos por ellos”.
Explicó que toda la búsqueda de chicos robados dio un giro a partir de la generalización de las pruebas de ADN y la creación del Banco de Datos Genéticos del Hospital Durand de Buenos Aires, donde se almacenan las muestras de sangre de los que buscan parientes desaparecidos para poder cotejarlas.

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