El miércoles, no llegó a buen puerto el round del ministro de Educación, Esteban Bullrich, con los cinco gremios docentes con representación federal -CTERA, UDA, SADOP, AMET y CEA-, que debieron irse sin una oferta oficial de suba del salario mínimo, hoy de $ 6.060, al que quieren ver incrementado en entre el 40% y el 50%.
La pulseada es seguida con atención por los gobernadores, ya que el porcentaje de suba del piso salarial es tomado como referencia para encarar sus propias discusiones con los maestros locales.
En voz alta o por lo bajo, varios mandatarios ya plantearon la necesidad de contar con prontas referencias salariales para procurar un acuerdo que no los tenga negociando sobre el filo del regreso a las escuelas. Uno de los más explícitos fue el socialista santafesino Miguel Lifschitz, quien percibe "un marco de incertidumbre muy grande" ante "la falta de índices oficiales" en materia de inflación (aunque el propio Bullrich anticipó que se manejarán con una pauta de entre el 20% y el 25%).
"Estamos esperando alguna señal del ámbito nacional para tener un piso en el cual caminar este trayecto de negociaciones salariales", dijo Lifschitz.
Mientras, avanzan con lentitud las conversaciones de los mandatarios con los maestros, con una agenda que incluyó reprogramaciones, al ritmo de la falta de novedades nacionales.
Una de los rounds más emblemáticos se librará el miércoles en Buenos Aires, donde el Gobierno de la macrista María Eugenia Vidal trabaja en una oferta para calmar las exigencias de los dirigentes gremiales, que reclaman una suba de al menos del 35%.
En rigor, sólo un puñado de Ejecutivos se atrevió a avanzar en porcentajes. Por caso, en Catamarca, la justicialista Lucía Corpacci ofertó el miércoles un aumento anual del 30%, que fue rechazado por insuficiente.
Ahora, la discusión nacional será retomada el miércoles a las 10, aunque bajo el formato de comisiones técnicas.