Lacunza dio el miércoles su discurso que implicó un default selectivo de la deuda argentina, incluida la nominada en moneda local, un hecho inédito en el mundo. Esto derivó en histeria generalizada, que llevó a una corrida bancaria y que el domingo el Gobierno intentó calmar con la imposición del cepo cambiario. Así prohíbe la adquisición de divisas para atesoramiento por parte de las empresas y habilita compra de individuos por hasta U$S 10.000, aunque permite todas las extracciones que deseen de sus cuentas.
La fragilidad del modelo macrista se evidenció en las PASO, ya que en la primera semana que lo secundó se inició esta sangría de depósitos. Entre el 12 y el 16 de agosto el sector privado sacó U$S 1.944 millones de los bancos.
En la segunda semana post elecciones, que contó con cuatro días por una jornada no laborable, retiraron U$S 1.229 millones. Entre el lunes y el jueves de la semana pasada fugaron U$S 1.573 millones del sistema financiero.