Repudian a Lanata y Clarín por “intentos destituyentes”

EL COMUNICADO TEXTUAL
Hoy, cuando recrudecen los ataques contra este Gobierno legítimamente elegido en las urnas, consideramos necesario promover el fortalecimiento de los partidos políticos y la participación popular, herramientas esenciales en el ejercicio de la libertad y los ideales democráticos.

No tenemos que dejarnos convencer por quienes fomentan el odio y las divisiones. Los partidos políticos son representaciones sociales de valores e ideas, que aspiran a la conducción del Gobierno para plasmar en los hechos esas concepciones, siempre pensando en el bien común. Pero Clarín no es un partido político. Es un grupo económico que intenta destruir al Gobierno porque Néstor y Cristina Kirchner tuvieron la valentía de enfrentarlos y sacar de las sombras a Magnetto y sus secuaces, que durante muchos años – siempre detrás de escena -manipularon, influyeron y, en gran parte, provocaron los episodios más lamentables de nuestra reciente historia.

Como muestra de ello, en 1987 Alfonsín decía: “si el pueblo de la Nación fuera lo que Clarín dice que es, estaríamos todos destrozándonos entre nosotros”, y en uno de sus discursos denunciaba que “Clarín se especializa en titular de manera definida, como si realmente quisiera hacerle caer la fe y la esperanza al pueblo”. En sus memorias Alfonsín cuenta que el grupo mediático contribuyó drásticamente a precipitar a su caída. El dirigente radical Leopoldo Moreu comentó en un reportaje que “Alfonsín pidió, al final de su mandato, que lo apuntalaran para consolidar la democracia, y Magnetto le contestó que el obstáculo para apuntalar al Gobierno era la propia figura de Alfonsín”.

La historia enseña que los grupos económicos, toda vez que vieron peligrar sus intereses en gobiernos democráticos, inmediatamente gestaron operaciones destituyentes o fueron a golpear las puertas de los cuarteles. Con el correr de los años refinaron sus métodos y hoy tienen un firme aliado y representante en el grupo que mejor combina intereses económicos y manipulación de la opinión pública.

Hace poco Lanata, dirigiéndose directamente a Cristina y lo que queda de su gestión, dijo que hay solo dos opciones: «o que sea una transición tranquila o un caos» (y no es precisamente “tranquilidad” la opción que pretende instalar Clarín). Hoy Lanata juega al descubierto el mismo juego que Magnetto y compañía venían ejerciendo embozadamente hace muchos años: presionar, negociar, extorsionar, y voltear gobiernos a golpes de tapas del Gran Diario Argentino. Y es sabido que cuando el jugador muestra las cartas es porque decidió ir por todo, a matar o morir en el intento.

En consecuencia, la gran batalla de estos tiempos no es entre peronistas, radicales, socialistas, etc.; sino entre quienes buscan un país mejor – desde diferentes posturas políticas – y un grupo económico que pretende una Argentina donde tengan más peso los privilegios sectoriales y los grandes negociados del poder concentrado que la felicidad del pueblo. Hoy los enemigos son la pobreza, la desocupación, la inseguridad, etc. Y hay un Gobierno que está dando batalla a esos enemigos.

Nuestro deber como peronistas es defender a este Gobierno. El deber de todos, como ciudadanos, es defender a la democracia. Hoy todos tenemos que pelear del mismo lado, el de la libertad, la justicia, la solidaridad y el amor a la Patria.

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