LA PROPUESTA DEL RURALISTA Y CANDIDATO DE CAMBIEMOS
"Acá en Tucumán nos juntamos unos cuantos productores y acordamos pagar un bono de cinco mil pesos si Mauricio Macri pasa a segunda vuelta”, dijo Blasco en el audio que se viralizó.
Este personaje, es un caso parecido a nuestro ruralista entrerriano, Alfredo De Angeli, ya que se hizo conocido luego de un acto patoteril (como aquí), un “tractorazo” de 25 días frente a la casa de gobierno de Tucumán. Ese hecho lo catapultó y en 2017 fue candidato a diputado nacional por Cambiemos. Patoteros al gobierno, cualquier parecido no es pura coincidencia.
“Yo hoy día ya le transmití a mi personal (la decisión de pagar un bono) y lo ha tomado muy bien, estaban contentos, me han dicho que me van a acompañar y esto es muy bueno porque ese voto vale dos, muchachos: le restamos uno a ellos y viene uno para Mauricio”, dijo.
El brulote repugnante, le niega ciudadanía a los más pobres, a los trabajadores, a necesitados de ayuda para sobrevivir.
El símil con los patrones de estancia que alentaban el “fraude patriótico”, no es más que la confirmación de lo que vino a hacer este gobierno y que debería avergonzar a quienes de buena fe (vamos a creerlo así) votaron creyendo que de ese modo eran REPUBLICANOS y patriotas de verdad.
EL SER NEO-LIBERAL Y EL SER REPUBLICANO…
Para el neolinberalismo y sus seguidores, lo único importante en la vida es el dinero, el lucro, NO los valores, NO los principios, NO la igualdad, NO el bienestar de todos, que para ellos no es más que pura chachara política de políticos a los que siempre tratan de envilecer con dinero en el convencimiento que todo, absolutamente todo, se compra y se vende.
Una vez que los compran y les deforman la cabeza, lo muestran al pueblo para que aprenda que la política es sucia, una porquería que no vale la pena que le quite el sueño a nadie. Así, logran que muchas personas no distingan a “la política” en función de proyectos de país, sino que crean que “la política” es siempre lo mismo y les sirve solo a quienes llegan al poder para favorecerse de él y a nadie más, menos al ciudadano común.
A los que no logran torcerles la voluntad, los matan, los persiguen, intentan encarcelarlos o los condenan al ostracismo, aunque a veces no pueden, como parece estar ocurriendo ahora.
El ser republicano en cambio, es el que cree firmemente que el poder recae en los ciudadanos y se aleja de los poderes facticos ligados al poder económico y social de los ricos y poderosos. El republicano piensa a la república como una "cosa pública" o un asunto que compete a toda la ciudadanía y no solo a una determinada clase social o a unas élites.
Un gobierno republicano debe actuar de acuerdo a lo establecido en la Constitución, rindiendo cuenta de sus acciones. Los cargos en el Estado son el producto de la voluntad popular (directa o indirecta), pero dichos cargos no le son propios.
El republicanismo implica que diversos sectores sociales estén representadas en organismos de gobierno y que todos los ciudadanos pueden tener una participación política activa.
Nuestra historia es rica en ejemplos, aquí y más allá.
Lisandro de la Torre. Su entereza y valentía en el Senado de la Nación denunciando los negociados ilegales entre empresas inglesas y el gobierno en el sector de la carne, como consecuencia del pacto Roca-Runciman. Intentaron asesinarlo y no lo lograron porque otro senador puso el pecho por él en un hecho que se conoció como “asesinato en el senado”.
En ese momento se llegó a afirmar que “Argentina… era desde el punto de vista económico, una parte integrante del Imperio Británico”.
Fue un pacto que hipotecaba los intereses de la Argentina ; impedía habilitar frigoríficos de capitales nacionales, vendía nuestras carnes a precios de regalo y le dejaba a los ingleses el monopolio de transporte, entre otras calamidades ocurridas en gobiernos dictatoriales luego del derrocamiento de Hipolito Yrigoyen.
Ese republicanismo como se ve, es la contracara de los acuerdos de Macri con el FMI que nos ponen a merced de intereses extranjeros, del capitalismo financiero internacional y los fondos buitres.
La oligarquía odiaba a Don Lisandro del mismo modo que hoy odia a Cristina.