El contexto es preocupante y la apreciación se realiza desde una mirada educadora con frustración de enseñante.
Se trata de estímulo a la sensación de vergüenza ajena de la que destila, además, espanto.
Dicho estímulo surge de frases con reseñas que pulverizan cualquier nivel de educación, que podrían dar cuenta de una deuda escolar sobre elaboración de consignas, escritura y comprensión lectora, para la construcción de argumentos consistentes, convincentes y despejados de lo que se supone un reclamo ciudadano.
Fue inevitable no leer, fue inevitable el análisis y la preocupación. Fue también inevitable pensar en la educación, la formal y la otra, la que se adquiere en la vida cotidiana, por fuera de lo escolar.
La calle es un espacio público – en épocas sanitarias favorables y buenos tiempos- y los reclamos pueden ser legítimos, pero se necesitan consignas claras, caso contrario, es imposible vislumbrar la demanda, comprender, negociar y lograr consensos.
¿Qué hacer en la escuela, con esto, ahora y en los tiempos que se avecinan? ¿cómo explicar a los y las jóvenes lo que ocurre en estos días?
¿Cómo volver a enseñar contenidos y conceptos? ¿cómo trabajar con los conocimientos deformados, esos a los que se les atribuyen otros significados? ¿cómo iniciar temas o retomarlos después de la confusión generada? ¿cómo reconceptualizar contenidos dentro de un panorama que tergiversa lo supuestamente aprendido?
Habría que insistir en repasar y reencontrarse con algunos pensadores… Desde Aristóteles hasta Polibio, de Maquiavelo, Bodin y Hobbes a Montesquieu, Rousseau, y muchos otros contemporáneos, para entender los senderos de la democracia, el concepto de república y la práctica de la libertad en sociedad.
Peticionar a las autoridades, elegidas por la mayoría, es un derecho y los derechos corresponden a personas o grupos, son individuales o colectivos. Todo en la escuela se enseña y hasta parece una obviedad, pero que, en un contexto adverso es imposible interpretar por tal desfasaje con lo estudiado y aprendido.
Se atraviesa una coyuntura que no se borrará de la historia. Es un tema que presenta un gran desafío escolar. Lo que está pasando en este período inhóspito necesita ser conversado, pues se siente que demuele lo hasta ahora enseñado sobre sistemas de gobierno, democracia, república, libertad, bien común, derechos individuales, derechos colectivos, Constitución Nacional y otros etc. que hacen a la vida social, sin olvidar que estamos en nuevos tiempos, donde se incluyen normas que intentan la convivencia armónica en un clima respeto dentro lo que supone la nueva normalidad, no solo como producto pandémico, sino también sobre las diversidades en un contexto que parecía con buen rumbo en esto de cambiar las mentalidades anquilosadas que no condicen con lo real.
Alguna vez aprendimos que, en caso de peligro social, los derechos colectivos se priorizan sobre la libertad individual. Este ejemplo se encuentra, con actividades, en cualquier manual. Es parte de la currícula, leer e interpretar derechos y garantías y contrastar con la realidad. No nos quedamos solo con el Preámbulo, ese que se aprendía de memoria, muchos años atrás. Para los adultos y adultas, era una práctica común, y muy alejado de la práctica ciudadana, por eso sería importante repasar.
Lo inédito del momento es un ejemplo a revisar en relación con lo no aprendido y repensar la Educación Cívica ante la contingencia actual y guiar a los y las más jóvenes en que no repitan sin deliberar, visualizando que otros son los tiempos y otras las necesidades en medio de una catástrofe mundial.
Tekoá. Cooperativa de Trabajo para la Educación.