Reflexiones sobre un video en el que Busti promueve pasteras

Además de los grupos de ecologistas, el entonces intendente de Gualeguaychú, Emilio Martínez Garbino, y un legislador nacional, Guillermo Corfield, lideraban las advertencias, en el ambiente político, sobre los riesgos de las pasteras.
Cuando las quejas de pocos se convirtieron en expresiones masivas gobernaba la provincia por tercera vez Jorge Busti, y como en su forma de ver la política no importa la verdad sino el uso que hacemos de los argumentos, no se le ocurrió mejor idea que negar todos los proyectos de pasteras (proyectos fallidos, pero proyectos al fin) que se habían impulsado acá, y que él mismo, en persona, había difundido como logros, como promesas. Eran, decía, sus mayores proyectos industriales.
Es que el Uruguay anunciaba pasteras y plantaba eucaliptos y seguía todo un programa, y Busti anunciaba pasteras para los actos políticos, antes de las elecciones.
Industrializar los rollizos fue un reclamo de muchos, y era obvio: Entre Ríos padece en carne propia la economía harto primaria. Hoy cosecha tres millones de toneladas de porotos para alimentar chanchos de Europa y China… Sin palabras.

Un calco del Uruguay

Y bien: los repetidos anuncios de construcción de pasteras en Entre Ríos, con el mismo método de elaboración que usa Botnia, eran las mentiritas piadosas de siempre. Lo hizo en sus dos gestiones primeras, y dijo que traerían miles de puestos de trabajo en la planta. Macanazos calcados del Uruguay.
Pero cometió un error mayor, cuando las papas quemaban, al negar que habíamos tenido planes idénticos. Engañar al pueblo, denostar a los periodistas que sencillamente recordaban, como es su obligación, la verdad.
Y por qué se equivocó: porque al tratar a los periodistas de “enemigos”, “conspiradores”, y otras yerbas, puso en riesgo la integridad de los periodistas, intentó destruir la verdad y amedrentar al que hablara, silenció a sus propios funcionarios que, por lo bajo, se mataban de risa porque la mentira era grande como una casa. Si ellos mismos lo acompañaron en las gestiones. Y recordaban, entonces, que lo único que le importaba a Busti era salir del encuentro con los empresarios y anunciar a los medios la obra con la seguridad de que crearía miles de puestos de trabajo… Calcado del Uruguay.
Una de esas gestiones consistía en pedir a carlos Menem que diera a una multinacional de Concordia 30.000 hectáreas del Ejército en Corrientes para que plantara eucalipto y, a cambio, esa multinacional construyera una pastera aquí.
Intentó sostener la mentira a capa y espada, y luego, ante las evidencias (fotos, diarios, videos) torció el discurso, diciendo que eran otras épocas y demás, lo cual nadie negaba: lo que había generado la disputa era su mendacidad manifiesta. Su mendacidad que en vez de esclarecer confundía. No ayudaba en nada.
Pero los mayores errores no fueron esos, sino la actitud acusadora contra los funcionarios uruguayos que habían hecho lo mismo que él. Esa falta de sinceridad entorpeció cualquier diálogo más o menos razonable, puso obstáculos insalvables a las posibles relaciones diplomáticas.
Ya que, si bien en ambos bandas del Uruguay se trabajaba en proyectos más o menos neoliberales, más o menos al servicio del gran capital, a años luz de la reforma agraria y otros derechos, aún así, se sabe, puede haber relaciones diplomáticas y acuerdos creativos que atemperen los daños, daños en el ambiente, en la salud, y daños en la relación histórica del pueblo entrerriano oriental, que es el mismo pueblo.
Así las cosas, el conflicto más caliente nos halló con un gobierno sin credibilidad, conocido bien por su tendencia irrefrenable a las privatizaciones, a la compra de conciencia, a la corrupción. Ese gobierno, con funcionarios ya condenados por la justicia porque eran tantas las evidencias de corrupción que ni los mismos amigos de la Justicia pudieron esconderlas, ese gobierno mendaz nos puso en un plano de debilidad para enfrentar el problema.
No hubo forma de superar ese obstáculo. Pero el gobierno encontró, sí, el modo de congraciarse dando dinero a la Asamblea de Gualeguaychú, presentando denuncias ante la Justicia… Ofreciendo discursos más o menos acomodados a las circunstancias del día.
Había calibrado bien los costos beneficios: su jugada, al fin, favorecía a una gran empresa que usa mucha madera, y que tenía ahora a Botnia en la competencia, y favorecía también a dos grandes medios nacionales que tienen su propia papelera. Negocio redondo para el gobernante, pésimo para el pueblo. Porque en vez de buscar salidas del laberinto con firmeza y creatividad, y por arriba, buscaba por el lado de la viveza criolla.
Llegado el caso, y considerando los errores cometidos en ambas bandas, hubo posibilidades de conversar por soluciones al mediano plazo. Pero en el plano electoral resultaba más ventajoso tomar una actitud principista. Una actitud que, apenas se mirara el entorno geográfico, histórico, político, hacía agua por los cuatro costados. ¿Principios? ¿Desde qué lugar?
No la lucha genuina de los asambleístas, sí la actitud mezquina de los gobiernos.
En el mismo instante en que el gobierno, entonces, acusaba a Botnia (porque le era fácil y conveniente), promovía la siembra de más de un millón de hectáreas de soja con agroquímicos sin estudios de impacto acumulativo, y los campos iban quedando en manos de grandes pooles, y los chacareros eran expulsados, como lo demostraron los censos.
Y salieron leyes, una tras otra, para preservar áreas naturales. Todas mentiras: no fueron reglamentadas, no se las cuida. Son letra muerta. Todo para aparentar.
Ahora, en la interna misma del partido gobernante sacan a la luz un video en el que Busti promete pasteras y miles de puestos de trabajo, y dice que es su proyecto más grande.
“La iniciativa privada más importante con la cual hemos estado trabajando este año para crear puestos de trabajo en Entre Ríos es un proyecto de pasta celulósica que se va a desarrolar en la costa del río Uruguay porque ahí está la zona de forestación de la provincia. Este proyecto tan importante es la inversión privada más grande que se va a desarrollar en la provincia de Entre Ríos, es de alrededor de 600 millones de dólares, va a ocupar 1.500 personas en forma permanente y 2.700 personas en la construcción de esta planta y va a beneficiar directa o indirectamente a más de 10.000 entrerrianos… el consumo estimado será de 35 mil hectáreas anuales”.
A su lado estaba Domingo Rossi. Está todo dicho. Los dos expresan mucho, para los que saben ver.

Actores de segunda

Es necesario aclarar que estos asuntos vuelven por la aparición de algún video, no porque tengan relevancia. En el fondo, en un país como la Argentina expoliado por multinacionales, por la concentración de las riquezas en el comercio, en la banca, en la energía, en el campo, en las exportaciones, en el transporte ferroviario, en las patentes, en los insumos; en un mundo capitalista que, con altibajos, manda las fábricas sucias y la producción insalubre a los países dependientes como los nuestros, y enfila a la ruina, los llamados “políticos” autóctonos no han sido más que actores de reparto tratando de presentar una imagen para ver si de esa modo se sostienen en su afán electoral, que en el fondo es todo su capital. Los eucaliptos a gran escala, como la soja a gran escala, son proyectos de “escala”, en las antípocas de la necesaria reforma agraria y colonización de tierras para dar expectativas y salida laboral a miles de campesinos y decenas de miles de familias del barrio, condenadas hoy a mirar la fiambrera. Y en las antípodas de la unidad sudamericana que debiéramos cultivar, como un amparo ante la decadencia.
Varios de los contendientes, en el debate que presenciamos, no logran sacar el pie del plato, porque han sido embebidos en el capitalismo y el capitalismo es esto. Algún pensador entrerriano de perfil muy bajo y honda capacidad de advertimiento sostiene que lo de Botnia es un botón de muestra de la crisis de la humanidad y del antropocentrismo. No sólo del capitalismo. Por ahora, no tengo fundamentos para refutarlo.
En otra nota podríamos extendernos, sin problemas, en una variedad de proyectos de pastas celulósicas difundidos con gran pompa por Busti, hasta pocos meses antes de la explosión del conflicto por Ence y Botnia. Mientras tanto, aquí se muestra un video que debe ser de los primeros proyectos en sus gestiones. Ya que en otras gestiones también hubo intentos de industrializar la madera. Pero para qué abundar, si hemos dicho que estamos experimentando en carne propia las consecuencias del sistema, mientras nos embretamos en peleas domésticas.

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