Todas las indignidades del capitalismo han sido rebautizadas con las palabras más dignas del idioma. Por eso ahora los precios no suben, se liberan; los intereses no se alzan, se sinceran. Al trabajador no se lo despide, se flexibiliza su relación con el trabajo.
La apoteosis de la confiscación por el capitalismo del prestigio de lo que se le opone es banalizar la Revolución como argumento de venta: hay revolución, por ejemplo, en la moda, en las marcas de vino, en los desodorantes, en la música; Revolución en todo, mientras no haya Revolución verdadera que haga peligrar el «status quo».
Todo sistema elogia sus principios constitutivos. La primera mancha que desaparece del lifting capitalista, es el capitalismo mismo. En una época se hacían una «fiesta» los medios de comunicación sobre los grandes y poderosos: JP. Morgan, Carnegie, Vanderbilt, Rockefeller, Paul Getti. No tardaron los maquilladores de imagen de lo nefasto en comunicarles a los habitantes del mundo que pertenecen a una decena de «gerontes avinagrados» escondidos en «bunkers» impenetrables. Ahora, los amos del mundo deben ser invisibles. Sus máscaras son el secreto. Sus esclavos no necesitan conocerlos para servirles. Ahora lo que hay son Fundaciones. Y la culpa de que todo este mal es de los políticos. Los amos del mundo figuran reducidos a símbolos corporativos que aparentan multiplicarse y dividirse en sociedades para no pagar impuestos y burlar las leyes antimonopolios. El sistema sin nombre, avanza hacia la tiranía sin rostro.
Pero ahora dejemos el juego de las apariencias, que se acentúa a medida que las realidades se deterioran. Por eso el capital tiende a concentrarse en un número cada vez menor de manos. Se fundamenta el capitalismo en un principio que no existe: el de la libre competencia. En realidad los grandes capitales destruyen o devoran a los pequeños. Según el Credit Suisse Research Institute, el 1% de la población mundial, posee más propiedad que la mitad de los habitantes del planeta. El 10% más rico posee el 88% de la riqueza total. Nunca tanta miseria produjo tanta riqueza para tan pocos. A este ritmo quizá sea posible que todo el planeta sea de una sola persona. A menos que antes los expropiados, expropien a los expropiadores. Pero la historia no empezó ayer. Ya en 1936 John Maynard Keynes, advirtió que para evitar la llegada de gobiernos socialistas en Europa, eran indispensables medidas intervencionistas del Estado para vencer las crisis capitalistas, tales como el incremento redistributivos del gasto público para activar el empleo, expandir el consumo y revitalizar la economía. En aras de esta confesión simulada, de que el capitalismo no funciona, se hicieron concesiones a los trabajadores y se publicitó la creación de un «Estado de Bienestar» en los países centrales de Europa. Era como un socialismo sin socialismo.
Este enmascaramiento duró hasta la implosión de la Unión Soviética, lo que hizo innecesario el mantenimiento de esos “Estados de Bienestar”, que les habían hecho perder rentabilidad al sistema capitalista puro. Entonces fue que gobiernos neoliberales se lanzaron a la «caza» de empresas públicas privatizándolas, perfeccionaron los despidos masivos, aniquilaron sindicatos, y retiraron a los trabajadores todas sus conquistas. O sea que en lugar de socialismo sin socialismo mostró su rostro feroz: el capitalismo con capitalismo.
El mismo Keynes, en medio de la crisis capitalista de 1930, había profetizado que para el 2030 la automatización resolvería íntegramente el problema de la producción de bienes, pero crearía un desempleo de muy difícil manejo. En efecto, hoy en día se producen alimentos para toda la humanidad, y sin embargo cerca de 1.000 millones pasan hambre, según el Programa Mundial de Alimentos. Para el 2020, la tasa de desempleo fue del 9,4%, con 187 millones de desempleados más y 165 millones de subempleados( explotados). El capitalismo no puede proporcionar alimento ni empleo a los trabajadores que explotan. ¿Cuál es la naturaleza y los límites del poder que una sociedad capitalista puede ejercer legítimamente sobre el individuo?
Pero los «tanques» de pensamiento capitalista ya están pergeñando un nuevo maquillaje para seguir con sus privilegios: la Panacea de la renta Básica Universal cantidad que sería entregada a cada habitante para que satisfaga sus necesidades básicas, trabaje o no trabaje. La apoyan Billy Gates, Mark Zuckemberg, Jeff Bezos, Elon Musk, el Papa Fransisco y la Mafia del World Ecomomic Forum.
Volvemos a lo mismo aplicando una lógica inevitable porque es de nuevo «socialismo sin socialismo». Los dueños del mundo otorgan una subvención, pero la retirarán en cuanto los trabajadores dejen de ser una amenaza, así como les arrebataron el Estado de Bienestar.
Antes del colapso del 2008, la economía especulativa superaba unas ochenta veces la producción real de bienes. Los funerales del capitalismo, con su economía de casinos, su corrupción generalizada, su «lavado» de dólares, su conexión con el narcotráfico y sobre todo la pauperización salarial de las masas del Tercer Mundo atraen a muchos oportunistas con esperanza de que algo les tocará. Por eso solo la propiedad social de los medios de producción garantiza la distribución social del producto.
El Capitalismo, como lo conocimos en su primera fase, está en retirada, pero no derrotado. Vuelve con la fuerza de un nuevo Fascismo Neoliberal o «necrocapitalismo», que pregona la desaparición de cualquier oposición. La guerra simulada entre Ucrania y Rusia, no es más que un paso más para el asalto final en busca del apoderamiento de los recursos energéticos y minerales para seguir controlando el mercado mundial de esos valores, y no perder la hegemonía del dólar, a pesar de que se presenta como promotor de proyectos de energías alternativas, sin explicar cómo hará para hacerlas funcionar sin recurrir a las fuentes de las energía fósil e hidrocarburos.
Es inútil, la libertad absolutista del poder económico, choca de frente con una distribución igualitaria de la riqueza. No tiene el capitalismo, por más que se disfrace, ninguna solución para estas contradicciones. Dejemos a las viudas del capitalismo acompañarlo a su última morada. Pero no nos enterremos con él.
https://contrahegemoniaweb.com.ar/2023/03/03/maquillando-el-cadaver-del-capitalismo/
Fuente: La Haine