Acuña (mujer del supuesto suicida), con sus 5 hijos a cuesta, estaba extrañada por la rapidez con la que ocurrió todo por lo que alimentó más aún su duda. No esperó demasiado, contó sus cavilaciones y requirió los servicios de Martín Jáuregui quien, aseguró que, nuevamente, pedirá la separación de la fuerza policial y una exhumación del cadáver.
De las palabras del juez Carbonell : “no he leído nada”, DIARIOJUNIO deduce que el fiscal Guerrero (cuya pachorra y desprecio por el derecho constitucional a la información es rayano al delito de ocultamiento), no efectuó la “requisitoria fiscal”.
No es ingenuo, retardar el requerimiento fiscal, mucho menos en este caso en el que, un familiar directo (con razón o sin ella) pero con absoluto derecho, duda del suicidio o lo que es lo mismo, sospecha de un delito mayor como el homicidio.
Guerrero, cuya trayectoria en el poder judicial es reciente (ingresó recomendado en el último gobierno de Montiel), muestra habilidad para hacer uso de facultades seriamente cuestionadas, como es el caso de “las medidas previas”. Mediante ese sistema, otro Fiscal, Jorge Suñer mantuvo detenida por casi 4 años la causa Yedro.