El caso de Ramírez se conoció luego que anunciara que se encadenaría al reloj de sol de la Plaza Urquiza el pasado 24 de marzo para reclamar por su reincorporación. Como se sabe allí tuvo lugar el acto oficial de repudio al golpe militar.
Ante tamaño anuncio, Ramírez cuenta que Cresto lo llamó, le prometió y le pidió que desistiera de la medida de fuerza.
Ramírez viene reclamando a los sucesivos gobiernos democráticos la restitución de su puesto de trabajo, cosa que logró durante el gobierno de Orduna. Sin embargo el ex intendente lo nombró poco tiempo antes de finalizar su gestión, de lo cual se valió el entrante Juan Carlos Cresto, para volver a desplazarlo, argumentando que todavía no había cumplido los tres meses de servicio.
Así es que el necesitado Ramírez tomó la drástica determinación de encadenarse en Plaza Urquiza, esperando que de esta manera se escuche su reclamo, que fue burlado tanto por Orduna, “con su tramposa reincorporación”, como por Cresto, con la decisión de volver a cesantearlo.
Ahora, al parecer y salvo que Cresto incumpla la promesa, Ramírez tendría mínimamente resuelta su subsistencia.
