El informe remarca que se observa una tendencia al reemplazo de productos líderes por productos con menor peso en el mercado, afectando el principal objetivo del programa: acuerdos que oficien como precios de referencia. “Ya no es un conjunto de bienes que puedan servir de ancla para los precios, sino una canasta barata para pobres”, afirman. A su vez, el trabajo advierte que la eliminación de la propaganda y los controles a cargo del Estado (con un deliberado vaciamiento de la Secretaria de Comercio y su personal experto en el rubro), constituyen también una de las principales falencias, ya que limitan fuertemente el alcance del programa, afectando a consumidores (tienen poca información y orientan su consumo a otros productos publicitados fuera del Programa) y a las empresas (eliminando el principal incentivo a participar, el de la publicidad).
Los alimentos y bebidas pasaron de representar el 67 por ciento a solamente un 57 por ciento del conjunto de los productos de la canasta. Algunos rubros, como las bebidas alcohólicas, directamente desaparecieron y otros disminuyeron considerablemente, como es el caso de los productos frescos.
En octubre de 2015 el listado contemplaba 66 productos lácteos que ahora se redujeron a 45. Antes había 40 bebidas no alcohólicas y 14 bebidas alcohólicas, mientras que ahora hay sólo 27 bebidas no alcohólicas; había 10 variedades de frutas y verduras y 10 cortes de carne vacuna, mientras que ahora hay 5 variedades de frutas y verduras y 5 cortes de carne vacuna.