Quema de libros: vecinos protestaron movilizándose por las calles de María Grande

La columna de vecinos se concentró poco después de las 20.30 frente al histórico reloj ubicado sobre la Avenida Argentina, y se dirigió hasta la sede del Concejo Deliberante, donde también funciona la Biblioteca Pública Facundo Arce, afectada por la determinación de Lara de vaciar un sector donde se guardaba parte del patrimonio bibliográfico de la ciudad.
La convocatoria fue lanzada por la Comisión Popular de Defensa de la Cultura de María Grande—una localidad de unos 7.000 habitantes, ubicada a 85 kilómetros de Paraná— y apoyada por distintas entidades sociales y sindicales de la ciudad, y tuvo como objetivo hacer sentir el malestar ante los propios concejales, que anoche estaban citados a sesión. Pero al llegar al recinto se encontraron con la novedad de que cinco de los seis ediles que representan al oficialismo no se presentaron y dejaron sin quórum la sesión.
Mauricio Castaldo, miembro de la Comisión de Defensa de la Cultura de María Grande, lamentó la ausencia de la mayoría del PJ en la sesión de ayer, que estaba citada no para tratar otro tema. El cuerpo deliberativo debía analizar la situación planteada hace un mes ante la determinación de Lara de enviar a una fosa común a los restos sepultados en el Cementerio Municipal cuyos familiares adeudasen la tasa correspondiente.
Y si bien destacó la asistencia del justicialista Aulo Uzman, observó que en la ausencia de buena parte de los ediles del oficialismo pudo haber existido algún tipo de “apriete” del Ejecutivo.
Precisamente, previo a la movilización de ayer los concejales del PJ habían puesto distancia con Lara, y en un comunicado que circuló en María Grande plantearon que si bien han acompañado las medidas adoptadas por el Ejecutivo, “que han significado una beneficiosa transformación para nuestra ciudad, nos vemos en la obligación de aclarar que no compartimos la manera en que se llevaron a cabo los trabajos de descarte de algunos materiales bibliográficos en desuso y no expuestos al público que ocupaban espacios olvidados y descuidados durante años en la Biblioteca Profesor Facundo Arce y que formaron parte de un trabajo de remodelación y ampliación de la misma”.
Y si bien compartieron el criterio de Lara en el sentido de que detrás de las denuncias por la supuesta orden de quemar libros hubo una campaña de “desprestigio”, también sostuvieron que “debemos reconocer los errores, aceptarlos y aprender de ellos para mirar al futuro y no hacer comparaciones falaces con el pasado reciente que aún duele, porque ante todo esta es una gestión democrática que cree en el disenso y en los criterios diferentes pero que también tiene muy en claro que siempre que hagan cosas se cometerán errores”.

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