En los galpones Pallas no está “casi nunca” dijo uno de los empleados. “A veces viene; a veces se va de Concordia. Nunca se sabe cuándo va a andar por acá”, señaló. No obstante, una rápida inspección visual revela que no hay ningún apronte para dejar limpios los galpones. Casañas, confirmó que está trabajando “permanentemente sobre eso”. Si bien la fecha estipulada era el 19 de octubre, Casañas señaló que el programa de entrega contempla la posibilidad de tres meses por encima de los plazos establecidos.
“En este momento, el señor (Mario, propietario de Puerto Concordia) Pallas ha venido solicitando hacer uso de parte de esa prórroga dado que estaría realizando un remate para finiquitar con todos los bienes que están dentro del predio para de esa manera entregarlo. Estaríamos todavía dentro de los plazos”, expresó Casañas.
El segundo galpón debe ser restituido al municipio a fines de diciembre. “El plazo comenzaría a correr a partir de diciembre”. No obstante, señaló que en la medida en que se pueda liquidar todo “se entregaría antes del plazo previsto”.
Consultado el presidente del bloque de concejales del PJ, Mariano Giampaolo, confirmó que en pocos días más tiene que entregar uno de los galpones. “Lamentablemente por las inundaciones hizo que sirva como excusa para demorar un poco más pero tiene que entregarlo en forma urgente”, expresó. Casañas dijo lo mismo en referencia a Pallas: “ha hecho alusión al tema de la inundación en este momento”.
En realidad, el río creció lo suficiente como para sumergir la dársena del Puerto y el Parque Mitre pero el agua no había llegado a los galpones el viernes y desde Prefectura preveían que la altura no iba a incrementarse aún más. Giampaolo admitió que aunque no haya habido un anegamiento de los galpones, “hubo un aprovechamiento”. De todas maneras, ratificó que Pallas “tiene que entregarlo, hay un convenio firmando y tiene que ser responsable. No es un antojo de la municipalidad el recibirlos”.
Giampaolo también aseguró que “esta esperándose que pueda hacerse un remate de cosas que hay el galpón que sería muy oneroso retirarlas por sus propios medios. Una vez que se formalice el remate que limpie todo ahí adentro o saque lo que son elementos más grandes se va a entregar la posesión”.
El prefecto Juan Aunau, a cargo de la Prefectura Concordia, señaló que la última vez que dialogó con Pallas le indicó que “en estos días tendría que empezar a desocupar, por lo menos en parte”. El prefecto aseguró que desconocía la circunstancia por la que “las cosas se siguen dilatando: debe ser por alguna razón de ubicación de los elementos que tiene”.
Dentro de ambos galpones hay “muchas maquinarias, algunas embarcaciones en construcción y el equipamiento total para fabricar ese tipo de embarcaciones”. De acuerdo a lo conversado con el concesionario, “se estaría por realizar un remate público de los elementos que tienen ahí”.
El futuro de los galpones
Giampaolo señaló que “van a estar relacionados con toda la mejora que tiene la costanera nueva. El embellecimiento de esta parte va a venir de la mano del embellecimiento de la costanera”. No obstante, apuntó que no tenía “precisado el destino” porque se trata de una decisión del Ejecutivo. “Pero si se va a mejorar el aspecto de manera tal de que pueda ser usado para lo que sea pero aprovechando que las empresas que están trabajando en la costanera puedan tomar posesión ahí parta embellecer el lugar para que pueda ser utilizado por la población”, añadió.
No obstante, en las obras de remodelación del paseo costero no fueron incluidas explícitamente tareas extras dentro de los galpones. Giampaolo se mostró confiado en que, debido a que hay “excelente relación” con las constructoras que trabajan allí, se van a poder “pequeños avances”.
El edil recalcó que “hasta hace poco tiempo atrás eso estaba enrejado, ni siquiera la población podía ir a pasar la tarde a ese lugar. Teníamos que soportar que eso esté ahí en un estado de abandono y no podíamos acceder”. Por ello, confió en que “ahora la municipalidad va a tener la posesión junto con las empresas que están a cargo de la costanera. Se va a poder desarrollar medidas concretas sobre el lugar”.
Desde Prefectura no traslucieron algún interés en poder contar con las instalaciones que quedarán ociosas cuando Puerto Concordia se traslade. “No se puso a pensar sobre el tema habida cuenta que cuando empezaron los planes de devolución ya planteó específicamente el contador Bordet lo que quería. Por eso directamente no se ha tomado ni se ha puesto a pensar sobre el particular”, señaló.
Más adelante, sostuvo que: “más allá de lo que uno pretenda, creo que el intendente Bordet tiene muy claro la función que le va a brindar a esos galpones habida cuenta la magnitud que va a tomar la Costanera y hasta el entubamiento del Manzores”, expresó. El prefecto se animó a vaticinar que el tramo que bordea al Uruguay “va a ser un polo turístico muy importante y en los planes que tiene el intendente ya tiene asignada la función para esos galpones”.
En tanto, Casañas aseguró que la intención de Bordet es que se entreguen cuanto antes para poder disponer del Puerto. Pero fue un tanto más enigmático al ser consultado para que brinde más precisiones al respecto. “Se está previendo en lo que hace a la planificación de la ciudad. Tengo entendido que no se En tanto, Casañas aseguró que la intención de Bordet es que se entreguen cuanto antes para poder disponer del Puerto. Pero fue un tanto más enigmático al ser consultado para que brinde más precisiones al respecto. “Se está previendo en lo que hace a la planificación de la ciudad. Tengo entendido que no se ha anunciado públicamente”, expresó.
Una concesión inexplicable
En mayo de 2004, la municipalidad cedió nuevamente los dos antiguos galpones, el perímetro vallado que rodea a los galpones, la dársena y el camino de acceso a la explanada inferior. En el convenio se establecía que los lugares cedidos tendrán como destino “la actividad del astillero y la consiguiente fabricación de lanchas, barcos y demás embarcaciones. La comercialización de productos náuticos y la realización de actividades similares a la principal”.
Bimestralmente, Puerto Concordia debía presentar ante la Secretaría de Gobierno y Hacienda, un informe indicando la actividad desarrollada en ese período con detalle de las embarcaciones fabricadas in situ. Además, el Ejecutivo disponía que el concesionario pagase una suma equivalente a 500 litros de nafta súper entre los seis meses y los 24 de vigencia del convenio, lo cual equivale a aproximadamente $ 1000. A partir del vigésimo cuarto mes, la empresa debería abonar un equivalente a 800 litros.
La decisión del ex intendente Juan C. Cresto significaba un giro de 180º respecto de lo que había realizado su antecesor, Hernán Orduna. Orduna había decidido rescindir la concesión, que data de la segunda intendencia de Busti (91-95) y trascendió la primera de Cresto (95-98). El Municipio había demandado judicialmente a la empresa mediante una medida autosatisfactiva que tramitó ante el Juzgado en lo Civil y Comercial Nº 5, argumentando la necesidad de reintegrar el puerto a la ciudad por el abandono reinante.
En el acta de constatación realizada por el oficial de Justicia que actuó en aquel entonces se comprobó la ausencia de elementos que delaten el funcionamiento de un astillero, tal fue el objetivo de la primera concesión que obtuvo Pallas. Incluso, hubo testimonios de personas que trabajan en el Puerto que afirmaban desconocer que se hayan construido barcos en los galpones, excepto reparaciones circunstanciales de alguna embarcación.
La sentencia ordenó que la Municipalidad tome la posesión del Puerto. La Cámara de Apelaciones confirmó la sentencia. En ese ínterin la empresa concesionaria se presentó en concurso preventivo, y el Juez del concurso rechazó el pedido de intervención y restitución planteado por Puerto de Concordia, por lo que la Municipalidad retoma la posesión. Cresto alegaba que la decisión de Orduna “no llevó a buen puerto a nadie” y aseguró que “a todo los que quieran invertir le vamos a solucionar todos los problemas, para que puedan dar trabajo”. “No estamos para hacer pleitos, lamentablemente el Estado, siempre pierde los juicios” expresaba el ex intendente.
El primer contrato de comodato, firmado en abril de 1995 por el ex intendente Jorge Busti y Pallas, establecía que la empresa debía dragar la dársena del puerto para “posibilitar el acceso de embarcaciones de calado medio destinando la misma a guardería náutica y realización de actividades deportivas y de recreación”.
Además en la dársena del Puerto se debía construir una pileta de natación con guardavidas, control sanitario profiláctico, baños y sanitarios. En tanto, en la zona sobreelevada del puerto debía instalarse “un restaurante de comidas típicas de la región y de pescado con la colocación de infraestructura acorde a las exigencias de las normas turísticas internacionales en lo referente a comodidades, sanitarios, capacidad de mesas y sillas y calidad de las comidas preparadas y además una confitería”.
Trece años más tarde, el balance es sumamente deficitario. Los galpones nunca funcionaron como astilleros, excepto que se considere que un astillero (establecimiento donde se construyen y reparan buques) se dedica a construir pequeños botes de paseo. La pileta, el restaurante, la confitería y otras obras propuestas en otros convenios posteriores (como parquizar el Manzores y adecuarlo para la práctica de actividades naúticas) suenan surrealistas. Lo único real y tangible es que sólo se espera que Pallas se lleve o remate una miríada de elementos de relativo valor para que quede todo como estaba hace trece años.