Proyectan dictar clases sólo tres días a la semana en las escuelas rurales

Las escuelas de EGB III —o Intermedias, como se las define en la Ley de Educación, actualmente en vigencia— atravesaron a principios de año un período de zozobra, cuando se conoció la voluntad del CGE de aplicar un plan de “refuncionalización”, que en la práctica se entendió como el cierre o fusión de dos o más escuelas en una, y la pérdida de cargos docentes. Ese planteo se revió, y en vez de ese proyecto, ahora se busca consensuar una serie de cambios con las propias escuelas. El más avanzado es el que apunta a las instituciones de la zona rural, fundamentalmente alejadas de centros poblados, con acceso difícil y baja matrícula.
Como a la mayoría se llega sólo por caminos de tierra, los períodos de lluvias provocan pérdidas de días de clase y la necesidad de redefinir contenidos; en otras, la escasez de personal docente que quiera desempeñarse en esas zonas constituye un verdadero cuello de botella.
“Queremos tomar alternativas de solución, y por ejemplo plantear que las escuelas tengan una nueva organización horaria, con clases lunes, martes y miércoles, mañana y tarde; y jueves y viernes, destinarlos al trabajo en la casa, para que cuando llueva, y se pierdan días, haya una nueva dinámica, y el horario sea más flexible. También, se piensa atender a aquellas escuelas de baja matrícula con la modalidad de multigrado, con dos o tres docentes por área. Y no descartamos un trabajo mancomunado con las agrotécnicas de la zona, de modo que los chicos salgan con algún oficio, si es que no deciden seguir después el nivel Polimodal”, explica Roberto Matteoda, vocal del Consejo de Educación.

Una radiografía del EGB 3

Desde 1999, cuando la provincia decide incorporarse a las transformaciones que impuso la Ley Federal de Educación, el mapa de las escuelas de EGB III —un reagrupamiento que incluye el viejo séptimo grado, y los dos primeros años de la secundaria— ha sufrido varias alteraciones. Hoy, existen 540 instituciones de ese nivel, que atienden a 63 mil alumnos, de las cuales 93 están en el ámbito rural, y según un profundo estudio que hizo Amalia Homar, vocal gremial del CGE, nada ha mejorado, sino que los índices de fracaso escolar se han profundizado.
Homar dice que el porcentaje de alumnos que abandonan pasó del 2,51 % en 2000 al 6,15 en 2002, y la repitencia alcanza un promedio del 10 %, con valores más graves aún en 8º año, donde lleva al 14 %. “Otro dato preocupante es que el 38 % de los alumnos de EGB III está por encima de la edad teórica en que deberían cursar cada año de este ciclo. La sobreedad de la población que asiste al 7º año es del 30 %, pero en 8º y 9º llega al 40 %”, señala el estudio.
Ahora, dice Matteoda, se quiere rever ese universo de diversidad y consensuar cambios “para mejorar”, y entre las estrategias que se piensan está una redefinición de la distribución de la beca que cobran los alumnos de escuelas rurales, de 35 pesos para alumnos que están a una distancia de 3 a 10 kilómetros de la escuela, y de 60 pesos, para los que viven a más de 10 kilómetros. “En 2005 queremos optimizar esto, y darle la beca a quien realmente la necesita, y para eso también vamos a realizar una encuesta, con declaración jurada, para conocer el nivel socioeconómico de cada chico, y hacer una mejor distribución de las becas”, subraya Matteoda.
Los cambios proyectados también incluirán a las escuelas de EGB III de zonas urbanas, con la idea de “intercambiar opinión respecto de qué se enseña y cómo se enseña, y si potenciamos la figura del maestro o potenciamos la figura del profesor. Aunque la pretensión es no tener una sola receta. Nosotros debemos dar el marco normativo, y después la escuela se debe dar las formas de trabajo”, añade el funcionario. De todos modos, no quiere hablar de “refuncionalización”, y sí de transformaciones “consensuadas”.

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