Hace una semana, cuando denunciamos desde DIARIOJUNIO la situación de los cuatro prostíbulos que funcionaban en Concordia, y de las 30 meretrices que eran explotadas en estos locales habilitados como bares, lo hicimos con el compromiso que habíamos asumido hace exactamente un año, durante las jornadas de “Trata de Personas y Explotación Sexual” que se realizaron en el Hotel Salto Grande, con una concurrencia de público, impresionante.
En esas jornadas me tocó disertar sobre la complicidad del periodismo en esta problemática, y la autocritica fue extensa; pues había mucho que cambiar sobre la manera en que realizamos nuestra labor los medios de comunicación: Una de las principales aristas que se desprendían de las conclusiones finales de esa jornada, era que el periodismo tenía que dejar de tratar esta problemática como algo imposible de resolver, como algo tan instalado que cualquier intento por frenarlo sería estéril; porque ese es el punto de vista por el cual el lector deja un articulo por la mitad, y por el que los organismos estatales justifican su pasividad.
Ahora sabemos que no es imposible, y que un informe serio, con todos los nombres, con todos los puntos sobres las íes, en un medio digital, puede ser suficiente para empezar la tarea de combatir este flagelo. Pero también sabemos que eso no es todo.
Esta tarea se hace desde todos los ámbitos, porque no basta con la denuncia si el Municipio no se hace eco; como tampoco basta con la clausura si Desarrollo Social no resuelve la situación laboral de las 27 mujeres que ahora están desocupadas, y volverán a prostituirse si no se les ofrece un empleo digno. Y tampoco eso será suficiente si no se mantiene de ahora en adelante el control serio y efectivo, para que en unos meses no vuelvan a abrir los mismos locales con otro nombre o en otro sitio.
Fue un punto primordial en las conclusiones de aquellas jornadas -que incluso fueron inauguradas por el intendente Bordet, y a las que el Municipio adhirió orgánicamente- que no bastaba con clausurar prostíbulos; -que es una medida necesaria, un medio- pero no la solución definitiva. Porque siempre seguirá habiendo prostitución y explotación sexual en tanto haya pobreza y no haya otro empleo que ofrecerles a las víctimas de este flagelo.
Y que si bien es cierto que la prostitución en sí misma no está prohibida, y que cada mujer tiene derecho a prostituirse si así lo desea –si es mayor de edad-, también es una realidad que de allí, a la explotación sexual, a la trata de personas, y a la corrupción de menores, hay una línea muy delgada, y que es cada vez más difícil detectar.
También es dable señalar, que; no sé hasta donde se puede decir con tanta liviandad, que una mujer pueda prostituirse si así lo desea, -ya que claro está- los juicios de valor de una mujer excluida del sistema, sin otro medio de subsistencia a la vista –y a la vista me refiero con que no se hayan hecho ver o no haya sabido ver, por sus propias limitaciones culturales (que también son responsabilidad del Estado)- pueden estar seriamente precarizados.
Pero volviendo a la crítica inicial, a esa autocrítica que hacíamos el año pasado; hay todavía varios puntos en los que los medios siguen siendo cómplices de esta materia. Uno de ellos, es la frecuente publicación de clasificados en los que: “Se buscan chicas mayores de 18 para trabajar en wiskería” u otros en los que los prostíbulos ofrecen a “sus chicas” como mercadería, degradando a la mujer, al rol de un objeto; un objeto sexual por el cual es supuestamente lícito pagar.
Solo espero, que al transcurrir esta semana, pueda volver a escribir otra nota en la que reconozca que el Estado estuvo a la altura de las circunstancias; solo espero no tener que reiterar este mensaje; y espero también, que así como fueron cerrados El Desafío, las Palmeras y La Tola, se haga lo propio con el cuarto prostíbulo, que no fue clausurado porque estaba cerrado la madrugada que se efectuó el procedimiento.
Espero que a poco de publicado este artículo, me tapen la boca, ayudándolas a las 27 meretrices que fueron identificadas este domingo en los tres prostíbulos clausurados…
