Pezzarini señaló que hay líneas que vencen este año y otras a mediados de 2014. “Si podemos sacar la ordenanza para tratar de que se renueven en forma automática por cinco años para que ellos puedan hacer inversiones en nuevas unidades y tener la seguridad en el empleo a su vez de la gente de Concordia que trabaja”, dijo.
“En primera instancia vamos a hacer una renovación por cinco años y luego de acuerdo a lo que veamos en materia de inversiones, la próxima gestión verá si le renueva”, añadió el edil del oficialismo. “Nosotros en una primera instancia queremos renovarles para ver como trabajan ellos. Ellos prometen inversión en nuevas unidades pero para eso tienen que tener algo seguro para tomar un crédito a cinco años”, argumentó más adelante.
Por otra parte, dijo que la exigencia primordial del Concejo para con las unidades es que sean nuevas. “Sino que estén en muy buenas condiciones de uso que puedan pasar la revisión técnica”, indicó Pezzarini.
La inquietud respecto de la renovación provino de las mismas empresas. “Ellos nos presentaron el pedido formal. Vamos a tener una nueva conversación pero trataremos de hacerlo lo antes posible porque es de interés nuestro, tanto del Concejo Deliberante como del Ejecutivo, dar prioridad al trabajador genuino de Concordia”, añadió.
Por otra parte, confirmó parcialmente el interés de una empresa de afuera en participar de una eventual licitación pública para quedarse con alguna línea. “Había una empresa interesada pero hasta el día de hoy no se hizo formalmente sino que solamente han sido rumores”, indicó el edil.
En tanto, en 2012, el concejal Alberto Zadoyko (FEF) presentó un proyecto para que se regularice la situación de la mayoría de las empresas. Según el edil, la mayoría está circulando con las concesiones vencidas. “No se han hecho prórrogas desde el Ejecutivo y no se ha llamado a licitación”, indicó.
Más adelante, el edil sostuvo que dudaba de que tuviesen los requisitos que necesitan al día como las revisiones técnicas y los seguros. “Es una cuestión para nada menor. Dios no permita que pase algún accidente y a partir de ahí salten este tipo de cosas y ahí se va a tomar conciencia de que esto no se puede dejar en el aire”, señaló.
Para Zadoyko, el pedido de la Cámara es “excesivo”. “En lo que se debería estar trabajando en todo caso es en un llamado a licitación para que las empresas puedan actualizar la base de datos para saber mínimamente que cantidad de móviles están usando, en que condiciones, etc. Todos los elementos que requiera un pliego”, indicó.
El edil se manifestó en contra de aprobar una prórroga a libro cerrado. “A ciegas sin saber en concreto nada”, indicó. Por ello, manifestó que, “sin desmerecer que tal vez hay empresas en buenas condiciones”, si se procede de esa forma: “es un riesgo muy grande que correría el municipio y la responsabilidad que nos compete a todos como funcionarios públicos porque el Concejo es quien está trabajando sobre el tema”.
Pocas quejas
Pasadas las 11 de la mañana, en la parada de calle Estrada y Urquiza, en una de las esquinas de la plaza Urquiza, Rosa, una ama de casa, espera la llegada de un colectivo de la Línea 7 mientras sostiene bolsas del supermercado. Según indicó, usualmente no viaja más de una vez al mes, para hacer compras en el centro, y no debe esperar más de 20 minutos la llegada del micro. Siempre viaja sentada.
Algunos minutos después llega a la misma parada Daniel, un estudiante, que suele viajar en dos líneas, la 7 y la 5. A veces debe esperar 30 minutos la línea 5, sobretodo al mediodía debido al congestionamiento de pasajeros. Pero, a renglón seguido, manifestó que los coches están bien mecánicamente. Máxime teniendo en cuenta que la Línea 5 suele transitar por caminos de ripio.
Debajo de un árbol, sentada en un banco de la plaza, se encuentra Silvia, una estudiante secundaria. Según manifestó, viaja todos los días en la Línea 7 debido a que realiza una pasantía en el centro y no siempre sentada, a veces debe hacerlo parada, en los horarios pico. Los colectivos nunca tuvieron ningún inconveniente mientras viajaba. Excepto una vez que la unidad se quedó sin frenos.
En la esquina de Pellegrini y Catamarca, Fabián, un empleado, aguarda la llegada de un interno de la Línea 5. Según indicó, viaja diariamente y no debe esperar más de 10 minutos, excepto en los horarios pico. Además, manifestó que los colectivos suelen desplazarse sin problemas desde que cambiaron las unidades por otras más nuevas hace seis años aproximadamente.
Carolina, una ama de casa que esperaba el colectivo en Pellegrini y Catamarca, dijo que nunca debió esperar más de 10 minutos los colectivos de la 2 y siempre viajó sin inconvenientes. No es la opinión de Elida, una docente del Copnaf que viaja en varias líneas y a menudo. Consultada en la esquina de Mitre e Hipólito Irigoyen, dijo que los micros de la 2 están “rotos y deteriorados”. “Los vidrios están rotos y en invierno no se pueden cerrar mientras que en verano a veces no se pueden abrir”, acotó. Hacía especial hincapié en las unidades más grandes dado que no tenía quejas respecto de las más pequeñas. Además, Elida también circula por la 4 y se quejó de la tardanza de las unidades en recorrer las paradas durante los fines de semana.
Por calle San Luis, pasan los micros de la Línea 3. En la esquina de Aristóbulo del Valle, estaba esperando el colectivo María, quien vive en Colonia Roca y viene esporádicamente al centro a realizar alguna que otra compra. La mujer aseguró que no recuerda que los colectivos hayan tenido algún inconveniente mecánico cuando ella viajaba. Y añadió que en el interior, los vidrios y los asientos, están en buen estado.
En la esquina de Pellegrini y Corrientes, Lorena, junto a su hijo, esperan el colectivo de la línea 4. La mujer asegura que los móviles de esa línea funcionan perfectamente pero también recuerda que hasta hace un año solía viajar en los coches de la 1, donde sufrió varias contingencias. Más de una vez debió hacer trasbordo con el colectivo que venía detrás porque se rompían las unidades y quedaban a pie. “Una vez nos bajamos y el que venía atrás siguió de largo”, recordó el hijo. Pero no sólo los motores tenían inconvenientes. “Los pisos estaban rotos en pedazos. Una vez a una chica se le fue un pie para abajo”, recordó Lorena.
A una cuadra de distancia, en Salta y Pellegrini, Cristina aguarda la llegada de un interno de la Línea 7. Consultada por DIARIOJUNIO, la mujer aseguró que no recuerda haber sufrido inconveniente alguno tanto con la 7 como con la Línea 1. “Nunca un problema”, manifestó muy segura de lo que decía.
Al lado de ella, María Silvina, empleada de comercio, aseguró que viaja siempre por la Línea 2. En ese sentido, asegura que todas las mañanas deben tomarlo junto a sus tres hijos que concurren a la escuela. “Va muy lleno, estamos reapretados. Esta mañana tenía que ir en la puerta de atrás”, dijo en referencia a los mini buses. Casualmente, en ese instante pasaba un interno de la 2 que, al trepar por Pellegrini, dejó una nube de humo negro detrás.