Nunca fue muy importante el grado de movilización que registraron las internas para renovación de autoridades partidarias en la UCR. La del domingo que viene, a pesar de ser la primera tras el memorable paso de Sergio Montiel por el poder, no es la excepción. Si bien no faltan algunos optimistas, la mayoría de los diagnósticos reservados de los conocedores del paño interno pronostican una concurrencia a las urnas entre moderada y pobre.
La última interna de este tipo, la que llevó a Arturo Vera a la presidencia del partido, se realizó en el año 2002, con el radicalismo en el poder, aunque ya con un marcado desgaste (fue el año de los juicios políticos). En ese marco, participó un 19 % de los afiliados.
La elección del domingo encuentra un partido relegado a una oposición compartida con otra fuerza política (el Nuevo Espacio) y cuyo principal espacio de poder está en la bancada de sus ocho diputados provinciales. Fuera del poder —se sabe— todo es menos relevante, aunque se esté discutiendo de alta política y no es este el caso.
La lista única desalienta la participación
A las razones políticas, se suman circunstancias de armado electoral que disminuyen el interés de los afiliados para trabajar en esta elección: las listas de unidad que se alcanzaron en la mayoría de los distritos.
En toda la provincia se votará entre tres propuestas para el Comité provincial, pero para los cargos locales sólo habrá más de una lista en La Paz (ciudad), Gualeguaychú, Concordia, Paraná Ciudad y Paraná Campaña.
Oficialmente, el padrón provincial de la UCR es de 84 mil afiliados. El real, que se calcula con las depuraciones pendientes, no supera los 75 mil. Los más optimistas sueñan con que el domingo voten 25 mil afiliados (un 30 % del padrón formal, el 33 % en términos reales), una cifra que significaría la resurrección de la UCR para su proyección electoral de 2005 y 2007.
Pero en 2002 apenas si votaron 16 mil afiliados (el 19 % del padrón). Los radicales con carné sólo se molestan para la interna de cargos electivos. En esas contiendas los punteros se juegan más porque tienen intereses más concretos: hay concejales, hay diputados, senadores, hay —en suma— más motivos materiales por los que “trabajar en la campaña”. La última (interna abierta de septiembre de 2003) que proclamó a Varisco como postulante a la Gobernación, movilizó a casi 100 mil personas, de las cuales 47 mil eran afiliadas a la UCR.
Con ese precedente, algunos se animan a pronosticar para el domingo una fuerte recuperación respecto a la elección de 2002. Pero son los menos.