Prevén para los próximos años más inundaciones en el litoral

Los científicos son contundentes: si los funcionarios y los técnicos no tienen en cuenta los efectos del calentamiento global (que ya se observan en toda la franja costera del Río de la Plata, y en el río mismo), el aumento de tormentas y la mayor intensidad de las sudestadas implicarán pérdidas millonarias a causa de las inundaciones, las que además serán cada vez más frecuentes.
El calentamiento del planeta causado por la emisión de gases de efecto invernadero ha provocado un incremento en el nivel del mar. Y éste, a su vez, ha hecho subir el nivel del Río de la Plata en 17 centímetros durante el siglo pasado.
«Unos dos tercios de ese aumento se produjeron en los últimos 40 años, y la tendencia es positiva, a razón de 2 a 3 milímetros por año», señala el doctor Vicente Barros, titular de Climatología en la UBA e investigador superior del Conicet.
Equipos de científicos de ambas orillas, en el marco de un programa financiado por el Fondo Mundial para el Medio Ambiente (GEF), estudiaron desde varios ángulos lo que está ocurriendo y bosquejaron lo que puede llegar a suceder.
Pero las cosas son diferentes en nuestra costa rioplatense. No todos los centros urbanos pueden tolerar el aumento de las lluvias. En la Capital Federal, por ejemplo, en los últimos años cayeron unos 1.300 milímetros; son 350 milímetros más que hace un siglo. Y como también se han hecho más reiteradas las tormentas intensas, también lo son las inundaciones.
Además, los vientos en el Río de la Plata han rotado hacia el este, lo cual, sumado a la elevación del nivel del río, implica mayor incidencia de las sudestadas.
El doctor Roberto Kokot, geólogo y docente de la UBA, junto con el geógrafo Sebastián Ludueña, trazaron mapas de las áreas que se anegan: cada año quedan bajo el agua 583 kilómetros cuadrados.
Pero los científicos no quieren hacer previsiones catastróficas. Pretenden simplemente que, a la hora de planificar, las autoridades y los técnicos tengan en cuenta sus investigaciones.
«Las obras públicas que tenemos hoy fueron hechas para un clima que ya se modificó, señala Barros. Y ningún plan maestro tiene en cuenta el cambio climático».

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