Preguntas que hay que hacerse para entender la distancia entre la ciudad que tenemos y la que queremos

Analizando la situación hay axiomas que atraviesan todas las facetas de la matriz económica que sostiene esta ciudad.

Un axioma es: tanto los empleos como las fuentes de trabajo son precarizables.

¿Qué significa esto?

¿Qué son puestos de trabajo pasibles de no estar blanqueados o bien con registro formal de menor cantidad de horas de las que realmente el trabajador cumple? 

Y otro axioma es que el poder económico se ha fagocitado al poder político.

Se puede comenzar pensando que se quiere mostrar a Concordia como ciudad Turística.

La pregunta que hay que hacerse es ¿Dónde van a parar las ganancias del turismo? ¿Realmente se derraman a la salud local, a desarrollo social, a educación, o al bienestar de los ciudadanos? ¿O las ganancias quedan en los restaurantes, bares y hoteles?. ¿Con cuántos empleos ha contribuido la industria gastronómica y hotelera?

Pero… estoy hablando de empleos en blanco y con estabilidad a largo plazo. Una cantidad suficiente que gravite positivamente tanto en la matriz económica local como en la estabilidad laboral y el bolsillo del trabajador. Porque todos sabemos que un trabajador estable, consume, compra, invierte, arregla su casa, viaja y mueve su capital. Y las monedas quedan acá.

En síntesis, las ganancias del turismo usted don Pedro, usted doña Rosa, ¿Las ve? ¿Les llega en algún punto?

¿Cómo se trasvasan las ganancias a la población? ¿Cómo se distribuyen?

Eso…Hay que preguntarse

¿Cuánta gente vive del turismo todo el año y de manera continua?

No basta declararse ciudad turística un feriado largo o sólo para el verano y el carnaval… no es la solución de nada. Es solamente un parche.

Otra actividad económica de esta ciudad es la cosecha de frutas. Y aquí hay que preguntarse porque hay empresarios ricos y empleados pobres rayando con la indigencia. Invisibles para quienes deben proteger sus derechos.

 ¿A qué se debe esa desigualdad entre estos dos sectores? Porque si de un lado de la balanza se acumula, el otro también debería, al menos, no estar en una posición de desigualdad tan marcada.

Por otra parte, se encuentra la actividad mercantil. Son numerosos los puestos de trabajo de este rubro. Pero la pregunta que hay que hacerse es: ¿Todos los empleados están inscriptos o lo están con menos horas de las que realmente cumplen? Lamentablemente al final de la carrera laboral, es el trabajador el que se perjudica si se encontraría con menos horas registradas de las que realmente cumple.

¿Por qué? Porque todos los cálculos remunerativos, ya sean jubilación o un eventual accidente de trabajo se hacen sobre las horas declaradas. Por eso es importante que el empleado figure realmente con la cantidad de horas que desempeña. Porque, cuando llega el final de la carrera laboral, lo único que se va a llevar de la empresa es una palmada en la espalda del patrón.

Hoy, más que nunca, se percibe la brecha entre la ganancia de la patronal y el salario magro y desvalorizado. Da escozor pensar que un par de zapatillas de primera marca es casi el equivalente a un salario de un empleado en relación de dependencia.

Hoy todos los productos tienen para el consumidor una enorme carga. Valores calculados a precio dólar ilegal, que sobrepasan los costos iniciales y los cargos operativos. Cada vez más inalcanzables.

Y es aquí donde se observa cómo el poder económico fagocita el poder político, o se deja fagocitar. Son nulas las intervenciones del estado tanto a nivel local, provincial y nacional para garantizar el acceso a los alimentos a precio justo, pero también a los medicamentos, vestimenta y lo que hace a la vida de cada uno.

El estado de pobreza de nuestra ciudad revela el aliento, desde el poder político local, a una matriz económica ineficiente y arcaica para esta ciudad. Que no responde a los requerimientos de hoy día. Ni abarca a la población sino que deja afuera del sistema un sinnúmero de personas de todas las edades. Con escaso desarrollo de la industria. De aquellas que se ven en plantas fabriles en las grandes ciudades y también las que apuntan al conocimiento.

Toda esta situación de pobreza no tiene otra base que conducir a la desigualdad. Y está a su vez sostenida por desocupación o empleos precarios. A lo que se suma la ausencia del estado como garante de derechos en lo que refiere al acceso, a la salud, educación y seguridad.

No es exclusiva responsabilidad de un solo color político, sino que la oposición no ha cuestionado absolutamente nada sino que se ha quedado en la chicana barata sin altura.

Ya sabemos que cuando gobierna el peronismo siempre se dice que seremos Venezuela o Cuba, pero lo cierto es que cuando gobernó el macrismo tampoco nos arrimamos a ser como Suiza, Holanda o Japón. Por el contrario, se eliminaron empleos y se favoreció la timba financiera por sobre la creación de puestos de trabajo. Llevándonos a compartir estadísticas de pobreza como Haití o Angola.

Es urgente revertir, pensar y discutir otra ciudad, pero con políticas humanizantes donde se ponga en el eje a ciudadano, a la gente y sus necesidades.

 

(*) Fonoaudióloga. Militante peronista

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