¿SOMOS LASTRE O SERES NECESITADOS DE AMOR?
Los seres humanos nacemos desprovistos, necesitamos todos de un otro, que nos ampare, que cada necesitad básica este cubierta y que sean sostenidas desde el AMOR, sin amor, sin otro que acaricie, hable, nos cante, nos higienice, no podríamos ingresar al mundo de la palabra. Alguien que incluso tuviera sus necesidades básicas cubiertas, pero no tuviera un más allá en el amor puede morir.
Si bien a medida que crecemos, logramos cierta independencia y autonomía, la necesidad del Amor, y tener un lugar en los otros es absolutamente indispensable. ¿Acaso alguien ha realizado frente al espejo el ejercicio de pensarse solo en el mundo sin otro, eso es posible?
El que se anime a realizar el ejercicio hágalo, no lo recomendamos., solo puede producir una enorme angustia y una sensación insoportable. Un buen ejemplo de esto es la escena del film “El secreto de sus ojos”, donde alguien tiene prisionero a un hombre que la película muestra con las necesidades básicas cumplidas (Un techo, baño, comida, una cama). Cuando aparece por fin, después de muchos años, una tercera persona, el prisionero -la escena es visualizada con la entrega de un plato de comida por parte del raptor al prisionero- le dirige la mirada y lo primero y esencial que le dice es: “Dígale que me hable.”
¿Dónde nos perdimos? ¡¡¡Dónde!!!!
¿Cuándo el que piensa distinto a mí, dejó de ser un semejante para ser un enemigo, un despreciable?
¿Cuándo y cómo paso que los “pobres”, los “negros”, comenzaron a ser denigrados con afán de destruirlos de la forma que se pueda?
¿En tu escala de valores importa más lo que tenés que una vida humana?
¿Es más importante que no se gaste lo que aportamos con nuestros impuestos, que atender un problema de salud o salvar la vida de otra persona?
¿Nos importa el otro en tanto y en cuanto es de nuestro mismo equipo de fútbol, o de nuestra misma ideología?
(Parecería que ese sí tiene derechos. El otro, el diferente a nosotros, por origen, ideología, elección sexual, intereses parece que no, que por el hecho de ser diferente en algo a nosotros pierde todos sus derechos)
¿Qué nos pasó? ¿Qué nos pasa? ¿En qué momento nos perdimos?
Tal vez debería haber un piso indiscutible, algo que deberíamos defender como «para todos»
Porque si la salud fuera solo para quienes puedan pagarla, este COVID hubiera hecho más estragos aún.
Podemos discutir el manejo del gobierno, de los recursos, sus decisiones, sus políticas. Todo eso y más son discutibles.
Pero describir a una persona como «lastre para el sistema de salud que pagamos todos», es un exceso que como seres humanos no nos podemos permitir.
¿Cuándo, cómo y dónde aprendimos que una persona vale por lo que tiene o no vale nada? ¿Nuestros padres… nuestros maestros nos enseñaron eso?
TODOS TENEMOS UN CUERPO QUE PUEDE ENFERMAR
Siguiendo con la idea de lastre para el sistema de salud que pagamos todos ¿Acaso nos olvidamos que el virus vino del exterior? ¿Quiénes fueron los que trajeron en sus cuerpos este virus que hoy nos azota? Seguramente no los “periféricos”, “pata negra” y demás que se menciona en ese comentario. Sin embargo, acá estamos todos en el país, enfrentando las consecuencias y tratando de sobrevivirlo… ¡Cualquiera de nosotros puede enfermar!
¿ES HUMANO VIVIR SIN ALGUNAS GARANTIAS?
Pensar no en lo que nos separa sino en lo que nos une. Lo que nos hace iguales, más allá de lo que tengamos o no (que tampoco es permanente), a no confiarse; en cualquier momento podemos ser tratados por otros más pudientes como nosotros tratamos a los pobres, y ahí estamos en la ley del gallinero y no creo que sea la sociedad que queremos…
Si somos todos iguales al nacer y tendríamos que poseer las mismas posibilidades y derechos, un camino posible será pensar al menos en algunas cosas universales que debemos garantizarnos y garantizarles a todos: Educación, salud, justicia, trabajo…
¿Las diferencias? Siempre estarán y son enriquecedoras de cualquier sociedad, siempre que no se naturalice la desigualdad extrema que condena a muchos a una vida inhumana….
SOMOS PARTE DE LO MISMO, PORQUE ESTAMOS VIVOS
Un cuento de Mario Benedetti de la época en que había gobiernos militares (Quepis, quepis, que mal me hiciste) relata como la agudización de las diferencias conduce a la derrota y la muerte. En cambio, la priorización de los puntos comunes permite construir, sumarse a otros y avanzar.
¿Por qué usamos las redes para vomitar agravios, insultar gratuitamente y referirnos a otras personas como si fueran objetos descartables, obstáculos, «lastres» y no personas como nosotros?
¿Qué nos pasa? ¿Dónde nos perdimos?
¿CUÁNDO CARAJO, DEJAMOS DE VER AL OTRO SER HUMANO COMO UN SEMEJANTE y le dimos rienda suelta al sálvese quien pueda…?
M.E.Walsh en su famoso «Desventuras en el país jardín de infantes», escrito en 1979, nos da alguna pista para comenzar a delinear alguna respuesta a esta pregunta:
«Nuestra historia, con sus cabezas en picas, sus eternos enconos y sus viejas o recientes guerras civiles, nos ha estigmatizado quizás, con una propensión latente represiva-vecinal, que explota al menor estímulo y transforma la convivencia en un perpetuo intercambio de agravios y rencores»
De pequeños, solemos echar las culpas a otros, ¿No habrá llegado el momento de crecer?