El pasado sábado 9 de febrero, Raúl Sánchez una persona conocida y querida de Villa Zorraquín fue maltratado con un nivel de sadismo pocas veces visto y luego asesinado por asfixia al ser introducida su cabeza en una letrina. Entre los vecinos de la villa circula la versión que quienes vieron su cuerpo pudieron observar que el nivel de dilatación del ano era tan impresionante que asustaba, era, dicen “como si le hubiesen metido una botella o algo muy grande”.
La brutalidad de ese asesinato, amerita, sin dudarlo, una especial pesquisa policial y judicial. Quienes cometieron ese hecho no pueden seguir caminando libremente, en rigor, la razón del reclamo de los vecinos y la furia con la que desde hace días protestan. El juez de la causa no es otro que Marcelo Garay cuyo accionar ha sido duramente criticado hasta por la misma justicia.
Varios de los policías que hablaron esta tarde con DIARIOJUNIO y que ordenaban el tránsito en la avenida, repiten sin dudar “nosotros hicimos nuestro trabajo, lo que queda ahora es reclamarle al juez”, siempre lo dicen, solo que, esta vez, el juez es un profesional muy cuestionado. Garay es la representación cabal de “una justicia auxiliar de la policía” y no al revés como debiera ser. El secretario de este juzgado era Bressan, el funcionario asesinado por su propio hijo. Ambos siempre estuvieron sospechados de extender a la policía órdenes de allanamientos en blanco, de hecho el Superior Tribunal de Justicia hizo un llamado de atención al mencionado juez. Siempre además ha existido la sospecha de que ante casos resonantes impulsan la detención de “perejiles” que, al poco tiempo son dejados en libertad por falta de pruebas.
En este caso pareciera que no va a funcionar este sistema. Los vecinos parecen decididos a no aceptar respuestas simplistas ni a abandonar la calle como forma de protesta y en reclamo de esclarecimiento.
La manifestación de esta noche contó incluso con un accidente de tránsito, en rigor, una motocicleta conducida por una joven de Villa Zorraquin fue atropellada por un automóvil Peugeot 206 y fue trasladada en tiempo record por una ambulancia que llegó al lugar a los pocos minutos y pidiendo paso mediante el ulular de sirenas. Aunque la joven aparecía lastimada (con raspones y sangre en la cara) y gritaba por el dolor en su pierna, no estaba inconciente ni parecía que su vida corriera peligro. Su madre estaba en la marcha y un vecino la fue a buscar para socorrerla.
En tanto, la policía se había apostado a la altura del ingreso a la Tortuga Alegre y hacía desviar a la impresionante hilera de vehículos provenientes de las termas o el lago.
A diferencia de hoy al mediodía, la marcha de esta noche partió del frente del destacamento policial hacia el sur, se detuvo en el ingreso al cementerio privado, a casi 4 cuadras de la partida.