En ese informe, se midió por primera vez la cantidad de pasto disponible para el desarrollo de la actividad bovina, para evaluar el impacto del crecimiento de la agricultura: el resultado fue que en la región pampeana la ganadería cuenta en la actualidad con sólo 41 millones de hectáreas adonde no entran más de 33 millones de cabezas.
Es que en esa zona, la agricultura ganó 12 millones de hectáreas que se dedicaban a la ganadería. La cuenta es simple: allí hay un promedio de 0,8 vaca por hectárea, que multiplicadas por la cantidad de territorio perdido explican la reducción de 9,6 millones de animales. Esas cabezas de ganado perdidas llevaron el total nacional a 48 millones.
En tres años se modificó un escenario que se construyó en el doble de tiempo. Es que entre el 2002 y el 2007, la ganadería tuvo su mayor apogeo. En ese período el sector aumento su stock en 10 millones de cabezas. Sin embargo, entre marzo del 2008 –inicio de la sequía– y el 2010 se liquidó todo.
Desde el campo responsabilizaron por la caída de la rentabilidad ganadera a la decisión oficial de establecer precios máximos a la venta del kilo vivo. También señalaron que la falta de una política ganadera que privilegie al criador terminó beneficiando al sector exportador. Mas los cambios que se dieron en la ganadería se debieron a políticas de carácter estructural, que no son otra cosa que el achicamiento de los campos.
“La naturaleza y la mala decisión empresarial se llevaron por arriba las malas políticas, ya que si esto último fuera cierto, la ganadería no hubiese crecido en el norte del país, lo que habla a las claras de que el faltante de animales es algo que no pasó en todo el país”, sostuvo el secretario de Ganadería, Alejandro Lotti.
El achique. Esto se puede comprobar al observar que entre el 2008 y el 2010 La Pampa perdió un 33% de ganado; Buenos Aires y Santa Fe, 19%; Córdoba, 17%, y Entre Ríos, 12 por ciento. Se trata de las provincias ubicadas en la zona más rica del país. Pero la realidad cambia hacia el norte argentino: en Misiones, la ganadería creció 16% al pasar de 353.000 a 410.000 cabezas. En Salta se elevó un 5% y en Tucumán, 2 por ciento.
Durante un seminario organizado por el Instituto de Promoción de la Carne Vacuna Argentina (IPCVA), que reúne a toda la cadena cárnica, se reveló que el stock ganadero de Salta pasó de menos de 300.000 a casi un millón de cabezas de ganado entre 1988 y el 2008. Fue el mayor crecimiento del país, acompañado por un incremento de 60% en el número de explotaciones.
Allí, los establecimientos más pequeños (1 a 50 cabezas) pasaron de 7.990 en 1999 a 3.945 en el 2008. En tanto, las explotaciones con más de 500 cabezas ascendieron de 113 en 1999 a 3.082 en el 2008, demostrando que el crecimiento de la ganadería salteña se apoya en las explotaciones de tamaño medio y grande.
Sin embargo, el Registro Nacional Sanitario de Productores Agropecuarios (Renspa) afirmó que en la actualidad hay 210.128 establecimientos frente a los 237.090 que había en el 2005. Esto significó una caída del 11,4 por ciento.
En definitiva, lo que paso con la ganadería frente al avance de la soja es que el 66% de hacienda que había en la región pampeana era fruto de que en el NOA y en el NEA se criaban terneros que se traían luego al centro del país para la recría y el engorde. Esto ya no ocurre y los animales invadieron el NEA. Mas este incremento del stock ya está haciendo que la región se encuentre al límite de su carga máxima frente a la poca pastura, lo cual puede significar un alto riesgo de mortandad ante un escenario de sequía.
Puerta 12. La retención de animales en los campos coincide con el crecimiento de la soja. Y es que este cultivo se mostraba como la opción para el sector frente a los buenos precios que daba “el yuyo”. De esa forma el ganadero podía cosechar no más de 20 quintales por hectárea. Y esto se aprecia claramente en el mapeo que hizo el INTA. Así es como desde el 2001 hasta el 2009 comparó el forraje (alimento) y la carga de animales necesarios para cubrir dicha demanda. Entre el 2004 y el 2008 los animales por hectárea excedían la carga base máxima. Esto se dio porque el ganadero puso parte de su campo a la soja. Precisamente la rentabilidad de los granos fue el motivo por el cual se pudieron sostener esos animales en el campo frente al poco forraje.
Al llegar la sequía en febrero del 2008, la ganadería se ve perjudicada por la falta de pastos. Pero también la soja, a causa de los malos rendimientos que se agudizan mucho más en campos no aptos para este cultivo. Todo esto se complicó aún más al faltar el agua para el ganado, ya que las napas habían bajado de manera dramática. Todo se conjugó para que se produzca el efecto “Puerta 12”: ante la necesidad de no perder sus animales –se morían–, el ganadero los envió de forma masiva a la faena a comienzos del 2008. Así fue como se liquidaron más de 16 millones de cabezas el año pasado. Entonces, cuando el campo se empezó a achicar comenzó la liquidación y no fue por un problema de políticas sino por la ley de la oferta y la demanda, ya que aumentó la oferta y bajaron los precios.
“La pérdida de los 12 millones de hectáreas de la zona pampeana impacta en el 70% de la carne que se consume en la Argentina”, señaló Lotti al referirse a la reducción ocurrida en la zona pampeana, consigna Bae.
Exportaciones. El buen momento de la industria frigorífica coincide también con la alta concentración de animales en el campo, algo que no benefició al productor, según datos del Ministerio de Agricultura.
Tras la salida de la crisis del 2001, los exportadores incrementaron sus ingresos. Durante el 2009 facturaron de u$s1.653 millones. En el 2002 habían obtenido u$s453 millones. El crecimiento es superior al 200 por ciento.
En volumen, se puede ver que en el 2005 se produjo el mayor envío al exterior, con 771.427 toneladas, seguido por el 2009 con 661.378 toneladas.
Para el futuro se prevé que para alcanzar el equilibrio del stock, éste deberá estar basado “en un crecimiento constante volcado a los mercados interno y externo”, sostuvo Lotti.
En tanto, el funcionario adelantó que para el 2016 la Argentina debería estar alrededor de los 57 millones de cabezas permitiendo exportar 500.000 toneladas. Para llegar a esta meta será necesario mantener el consumo de carne per cápita entre 55 y 60 kilos. Y mejorar el porcentaje de destete para obtener una mayor cantidad de terneros.
Más hoy la industria sufre las consecuencias de la falta de hacienda y por el contrario el productor se ve beneficiado por los buenos precios que ofrece el mercado haciendo que empiece a retener las hembras. El último análisis ganadero de Consorcios Regionales de Experimentaciones Agrícolas (CREA) confirmó que el precio del ternero ya sobrepasó los $9 el kilo superando los $10 en el caso de los animales muy livianos, provenientes de pariciones de otoño, y las terneras alcanzaron los $8,5 acentuándose aún más en las últimas dos semanas la brecha con el precio de los machos en $0,85 por kilo.