Cada año, la provincia distribuye 24 millones de pesos para el sostenimiento de los 1.496 comedores que existen y que dan de comer a diario a niños, adultos y ancianos, un universo de 141.419 personas en todo Entre Ríos.
De ese monto que envía la Nación, el 77 por ciento (18 millones) se destina a los comedores escolares; un 21 por ciento (cinco millones) va dirigido a los denominados comedores comunitarios, la mayoría en manos de vecinalistas y punteros barriales; y el resto, un tres por ciento, lo absorben los comedores de ancianos.
En Paraná, donde existen más de 32.000 beneficiarios atendidos por 307 comedores, se distribuyen cinco millones de pesos por año. Un 25 por ciento de ese dinero (116.000 pesos por mes) va a manos de dirigentes barriales que tienen a su cargo los 111 comedores comunitarios del departamento adonde asisten entre 11.000 y 13.000 personas, y llega a través del Sistema de Crédito de Entre Ríos (Sidecreer), ya que no hay manejo de efectivo en forma directa.
Pero no es el único dinero que se mueve en los barrios: desde abril, el Ministerio de Desarrollo Social de la Nación abrió otro grifo por el que ya se distribuyó 1,5 millones de pesos que no sólo se ocuparon en el pago de la ración de alimento de 10.000 personas, sino en el equipamiento de 56 comedores, y en la dotación de la infraestructura necesaria, según consigna el informe de los periodistas Ricardo Leguizamón y Marta Marozzini.
Según este minucioso trabajo, no son pocos los fondos que administran los vecinalistas que están al frente de comedores comunitarios: la Nación les entrega 1,25 pesos por día por persona a través del Fondo Participativo de Inversión Social (Fopar), mientras que la provincia -a través de la Dirección de Comedores-, asiste con un aporte que varía, y puede ser de 0,60 y un pesos, y como no hay cruce de datos entre una jurisdicción y otra, se da el caso de la superposición de asistencia. Revisando los listados oficiales de los comedores que reciben fondos de Nación y provincia, se repite el doble aporte.
Aunque la Nación opera con estrictos sistemas de control periódicos -al punto que cada comedor tiene abierta una cuenta bancaria propia- y la provincia no entrega dinero efectivo sino que las compras se hacen a través de la tarjeta Sidecreer, la sospecha es si efectivamente todos los fondos van efectivamente a saciar el hambre de los más necesitados. De hecho, hay dirigentes barriales desocupados que “viven” de la administración del dinero de los comedores, según los cuestionamientos que hacen algunos vecinalistas, que se preguntan “¿cómo hace un dirigente barrial sin trabajo para comprarse un auto de 15.000?”.
La sospecha, abonada por varias fuentes consultadas por los investigadores, apuntaría a la existencia de determinados comercios que acceden a “inflar” los resúmenes de compra que se presentan en Sidecreer a cambio de un “retorno” para los titulares de los comedores. “La factura la hacen por 1.500 pesos, pero al comedor llega mercadería por 1.000, el resto se reparte entre las partes”, se graficó.
La idea de la ministra de Desarrollo Social de la Nación, Alicia Kirchner, cuando decidió hacer pie en Entre Ríos con programas como el Fopar era que el gobierno central asistiera en forma coordinada con la provincia, y para eso montó dos áreas operativas locales -una en Paraná y otra en Concordia-, desde donde se monitorea el programa. En tanto, el financiamiento que otorga el Banco Mundial para este tipo de programas sólo se extenderá hasta 2005, mientras que después de eso se buscará que se generen proyectos de autosustentabilidad en las familias que hoy dependen de la ayuda.
Pero en seis meses de existencia del Fopar en Paraná, todavía no se consiguió cruzar información entre la provincia y la Nación que evite la superposición en la ayuda que llega a manos de punteros barriales que manejan los comedores comunitarios. Hoy a través de Fopar -56 comedores en Paraná, con una población asistida de 10.000 personas- se entrega una partida mensual que varía entre los 1.800 y los 13.000 pesos, y a la vez la provincia otorga la tarjeta Sidecreer con saldos mensuales que van de los 700 a los 7.600 pesos. “Con lo que reciben de Fopar, los comedores pueden trabajar muy bien, porque es un buen aporte. No tiene sentido que también tengan la tarjeta Sidecreer. Lamentablemente, no se pudo lograr la coordinación como se pensó en un principio. Sí, en cambio, se lo pudo hacer con la Municipalidad de Paraná”, dicen desde la Nación.
Un funcionario provincial, que aceptó hablar off the record sobre el tema, admitió que la circulación de fondos estatales en mano de punteros barriales, muchos incluso ligados al partido de gobierno, da lugar a irregularidades sobre las cuales todavía no han actuado los organismos de control. “No es que la corrupción sólo está en la clase política; también entre los vecinalistas se da que hay ovejas negras”, explicó.
En tanto, Francisca Castañeda, subsecretaria de Familia de la Municipalidad de Paraná, dice que la comuna también aplica controles aunque entiende que en algunos casos “puede que no sean suficientes”.