La movilización emocional de los jóvenes con la política, tiene que ver, a mí entender, con que el kirchnerismo permitió revisar críticamente los pensamientos que fueron hegemónicos en el pasado reciente. Como lo describe tan bien Alejandro Dolina: “Kirchner se animó a transitar caminos que nadie se atrevió a transitar y se metió por unas calles ya olvidadas”. Desnaturalizar la idea de que los intereses empresarial y corporativo fija las políticas de Estado, modificó la calidad del debate político, ayudando a un proceso social y cognitivo de ideas muy concretas, vinculadas al crecimiento económico, redistribución de la riqueza, derechos humanos. Enfrentar al poder es algo que sedujo a los jóvenes, fundamentalmente a los que vivieron su infancia durante el menemismo, que atravesaron la crisis como adolescentes. La impresionante movilización de jóvenes que lo despidió a Néstor Kirchner, fue un claro reconocimiento a las políticas aplicadas.
La que permitió recuperar 4 millones de empleos, para pasar de una desocupación del 25 al 8%. A incorporar al beneficio previsional a más 2,5 millones de personas mayores que estaban sin esperanzas de jubilarse algún día.
A la revalorización de los científicos y de sus salarios, despreciados por un neoliberalismo que los había mandado a lavar los platos.
Al anular las leyes de punto final y obediencia debida lograda por la lucha de los organismos de derechos humanos, para castigar a los genocidas.
A acabar con la intromisión del FMI, haciendo manejables la deuda externa. A cambiar la Corte Suprema de Justicia.
A no reprimir las protestas sociales.
A recuperar el sistema previsional que estaba en manos de comisionistas financieros.
A poner en práctica una política de transferencia de ingresos hacia los más necesitados, como la Asignación Universal por Hijos, que es la más importante de Latinoamérica.
A impulsar altas retenciones a las exportaciones de hidrocarburos, cereales y oleaginosas.
A plantear una relación digna con Estados Unidos y decretar la muerte del ALCA.
Reconocimiento, tal vez a uno de sus mayores legados a la democracia, la Ley de Medios. NK marcó claramente la necesidad de pensar culturalmente toda la política. Esta ley, es el diseño del modelo de comunicación que se juega gran parte de modelo de democracia de inclusión. La concentración y centralización de la propiedad, producción y distribución de los discursos afecta la comunicación, la democracia y la construcción de identidades nacionales. La buena comunicación es parte importante para imponer un nuevo orden. Todo esto cimentó el modelo que enamora a muchos de nuestros jóvenes. Es el tiempo de que los jóvenes se consoliden en estructuras, y con su militancia abrumen compromisos para sostener y profundizar este modelo. La imagen del joven desinteresado en política y anémico a la hora de expresar sus puntos de vista, es decir pasivos aceptadores de la realidad que viven y no cuestionadores de la misma, seguirá en el imaginario de la derecha, pero no guarda ninguna relación con esta realidad. “Es novedoso la multitudinaria movilización, es posible que los jóvenes hayan encontrado un líder”, razonó el presidente de la Comisión Episcopal de Pastoral Social, el obispo Jorge Casaretto, al analizar el comportamiento de miles de chicos que acompaño a los restos de NK.
Es verdad, para millones de jóvenes nació un líder, Néstor Kirchner.