Durante la década de 1990, el gobernador brasileño de Río de Janeiro, Marcello Alencar, creó un plan de carrera que preveía la promoción de "soldados a "cadetes" tras diez años de servicios, y de cadetes a sargentos tras cinco años de servicio, sin la necesidad de pasar por concursos u otro mecanismo de evaluación.
Esta situación ha obligado a desarrollar operativos improvisados, así como ha interferido directamente en la calidad de la policía, según explicaron expertos en materia de seguridad pública.
La situación ha incidido en las finanzas del estado, en vista de que los salarios son más elevados a pesar de que no exista un nuevo plan de funciones. Foto: Reuters
Este escenario es uno de los problemas para la intervención en la seguridad de Río de Janeiro, ordenada por el presidente de facto Michel Temer y aprobada por el Congreso esta semana.
Según información oficial, el órgano de seguridad tiene cerca de 46 mil hombres y mujeres en servicio activo. De ese total, prácticamente un tercio (un poco más de 15 mil funcionarios) son sargentos que, por su jerarquía militar, giran instrucciones a los soldados, que hasta mediados del año pasado, eran solo 14 mil 872 hombres.
La PM de Brasil es duramente criticada. Según testimonio de un exintegrante, los agentes de la policía reciben un régimen de entrenamiento en el que se presentan con frecuencia los abusos físicos, psicológicos y disciplinarios.
"A veces, a mediodía, mis superiores me gritaban que era un monstruo, un parásito”, explica Darlan. “Era como si estuvieran entrenando un perro (…). ¿Cómo se puede servir a la sociedad si uno es entrenado de esta manera? Es ridículo", reflexionó.