En diálogo con el fiscal Guerrero, éste relató aspectos que amplían la información sobre el hecho de sangre. Dijo que le hizo prueba de dermotest a todos los presos (11 en total), les tomó declaración y todos fueron coincidentes con lo ocurrido.
Estaban comiendo un asado policías y presos, hasta que se hizo la medianoche y los policías víctimas de los balazos, dijeron que era hora de volver a la celda. En ese momento, el asesino, Juan Pablo Franchi pidió ir al baño. Se lo permitieron, pero, en vez de ir al baño se dirigió a una de las habitaciones donde los policías al parecer tenían sus armas reglamentarias.
Franchi tomó una de esas armas, una 9 mm. enseguida llegó al lugar el suboficial Cardozo a quien le pegó dos tiros, uno de ellos el más comprometido en la boca del estómago y apenas ingresa el Sargento Fernández y sin mediar palabra, le apunta a su corazón y cae.
A partir de allí apunta a los presos, los amenaza con que se metan dentro de la celda, al igual que los heridos, los encierra y escapa.
Uno de los presos llama desde un celular a la policía y da cuenta de la situación
Cuando nosotros llegamos allí, dijo Guerrero no sabíamos con que nos íbamos a encontrar, no sabíamos cuantos eran los presos fugados, quien había disparado contra los policías y tampoco si los que quedaban estaban armados o no.
A partir de allí y ya en conocimiento de los hechos, les tome declaración a todos y a todos ellos les hice el dermotest de modo de despejar dudas.
Los presos coincidieron en el relato (contado más arriba) y estaba claro que el único autor del hecho había sido Franchi.
A primera hora de la mañana, me comunican desde Colón que ya habían localizado al asesino, que estaba alojado en un hotel de esa ciudad y que ya lo tenían rodeado.
La información llegó a ellos luego que el conserje del hotel, a quién Franchi le pidió que le fuera a comprar una cerveza y le ofreció celulares que tenía a la venta, desconfió del personaje, había visto en Facebook que en Concordia buscaban a una persona, así que se fue hasta la policía y los puso en conocimiento.
Cuando yo estaba llegando a Ubajay, los policías de Colón me informaron que le habían tirado gas lacrimógeno para lograr que salga de la habitación, luego dispararon un tiro con bala de goma al aire y antes de llegar al lugar me avisan que habían escuchado un disparo dentro de la habitación.
Por último, Guerrero estimó que habría que rever el trato de policías a presos dentro de la Alcaidía ya que esto ocurrió pues “hubo un exceso de confianza”, dijo.