La mujer, denominada “María del Carmen”, había estado en San Benito el último martes 2, acompañada de un equipo de producción de Telefé, oportunidad en que “marcó” el supuesto lugar donde se encontrarían los restos de la pequeña, pero nada de ello ocurrió.
La presencia de María Inés Carbol, madre de Fernanda Aguirre, en el programa de Susana Giménez (Telefé) fue el primer impacto de la noche. Pero no fue la única sorpresa. A su lado estaba el subsecretario de Justicia, Walter Carballo, a cargo también de la Oficina de Atención a la Víctima de la provincia, y sin dudas el funcionario que más acompañó en su búsqueda a la familia Aguirre en toda su investigación y había una tercera persona, desconocida para el público de Entre Ríos. Esta última mujer, denominada “María del Carmen”, autocalificada “vidente”, fue el eje del bloque televisivo, porque reveló allí que Fernanda estaba muerta y que había podido determinar el lugar exacto en donde se encontraban sus restos, a partir de supuestos encuentros extrasensoriales. Dos días antes, la mujer estuvo en San Benito junto a un equipo de producción de Telefé y marcó una zona ubicada a escasos 20 metros del acceso al denominado campo de la familia Tórtul, en la esquina de las calles Federación y San Martín, camino a los cementerios del lugar.
Según la vidente, “el lado de este árbol Lencina la violó por última vez y está enterrada aquí”, dice que señaló la mentalista, de acuerdo al concepto de un baqueano de la zona que la acompañó al campo de los Tórtul y llegó esta madrugada, junto a los policías. El lugar está pegado al tejido, a escasos metros del acceso al predio y a la vista de cualquiera que vaya al cementerio privado o al parroquial de San Benito. Más allá de lo endeble de la información, quedó claro que el dato fue creíble para la gente del gobierno, para la Policía y la justicia provincial.
Despliegue
Más de 20 efectivos policiales llegaron hasta la zona poco después de la medianoche, encabezados por el jefe de la Policía, Ernesto Geuna y el titular de Investigaciones, comisario Carlos Catena, además de otros altos oficiales.
A ellos también se sumó un grupo de bomberos, quienes cerca de la 1 de la madrugada comenzaron a desplegar un equipo electrógeno y de luces en la zona en que supuestamente se podría haber encontrado los restos de Fernanda. Después de demarcar el sector con estacas e hilo, las excavaciones se iniciaron a la 1.30 de la madrugada. La persona que colaboró para indicar el lugar exacto fue el baqueano al que la mentalista había acudido el último martes. A los pocos minutos llegó el juez Toloy y de inmediato también se sumó el médico forense Luis Moyano, quien por lo general participa de este tipo de operativos, pero cuando efectivamente se sabe que puede tener resultados positivos. En principio, según se supo, Toloy y Moyano, quienes anoche se congregaron en Tribunales, tras las revelaciones televisivas de la vidente, pensaron realizar tal operativo en horas de la mañana de hoy, pero una directiva de último momento les hizo cambiar de opinión y desarrollarlo en la madrugada.
El médico Moyano en persona fue quien comandó las excavaciones, para lo cual utilizó a unos 5 agentes que fueron realizando los pozos, con sumo cuidado, para no destruir alguna prueba, si es que ello existía. Incluso, el citado profesional, guantes en mano, en varios momentos trató de hacer un trabajo minucioso con pequeñas palillas, por lo cual se creyó que podía encontrarse restos de ser humano, pero finalmente no se halló nada.
Sin resultados
Eran las 2.45 de la madrugada cuando Moyano consideró que se había realizado el trabajo requerido, sin suerte alguna, pese a que se avanzó más allá de lo delimitado con estacas, y se lo comunicó al juez Toloy, quien hizo confeccionar un acta y ordenó el levantamiento del operativo.
Quien no ocultó su enojo fue el jefe Ernesto Geuna, el que, en diálogo con algunos periodistas, fustigó duramente al funcionario Walter Carballo por dar credibilidad a esta situación (quedó claro que el alto oficial olvidó que a mediados de junio del año pasado comandó un operativo fallido en su momento, de similares características en cuanto a despliegue, en campos del empresario Sergio Lifschitz en proximidades de Santa Elena, en la búsqueda del aún desaparecido contador Amado Abib) e incluso reclamó “renuncias” ante el episodio vergonzoso de esta madrugada.
Lo que no se entendió fue que, si era tal el enojo de Geuna, por qué el juez Toloy avanzó y ordenó tales excavaciones a partir de un simple dato de una vidente que apareció en un programa televisivo de importante audiencia y menos aún, por qué el funcionario Carballo le dio crédito a tal versión.
Lo único contundente fue que tanto el oficialismo, como la justicia y personal policial, que no hace otra cosa que hacer lugar al requerimiento judicial, pasaron un nuevo papelón que quedará para la historia.