“Necesitamos de todo un equipo de salud, preparado, equipado, para ser ese sostén terapéutico que es fundamental”, sostuvo Castillo. Es que los pacientes en esa situación de recibir el plasma sienten en todo el organismo el peso de la infección por covid 19. “Por eso tienen tanta variedad de síntomas”, indicó Castillo a Radio Ciudadana (FM 89.7).
La utilización del plasma en el país comenzó para el tratamiento de la fiebre hemorrgaica argentina. “Una enfermedad que no se ve con la severidad y la frecuencia que veía hace muchos años. realmente fue un azote en los años 50, 60 y 70. Un grupo de científicos de la provincia de Buenos Aires, donde estaba el foco por eso se lo llamó virus Junín, comenzó a utilizar el plasma con muy buenos resultados”, explicó.
El médico explicó que cuando un organismo recibe un ataque externo de bacterias, virus y hongos responde formando anticuerpos. “Esos anticuerpos que son inmunoglobulinas y proteínas están en el plasma. Los pacientes que se recuperan bien es porque han conseguido fabricar una cantidad de anticuerpos, de defensas, interesante. Por lo tanto, cuando transfundimos este plasma en realidad transfundimos esos anticuerpos con lo que le facilitamos al organismo que está defendiéndose mal en ese momento soldados prestados hasta que el organismo pueda fabricar los suyos propios”, indicó.
Castillo explicó que los pacientes más expuestos, con más riesgo de muerte, son quienes están inmuno-deprimidos. “Tienen poca capacidad de responder creando sus propios anticuerpos”, indicó.
Más adelante, indicó que el tratamiento no se prescribe para todos los pacientes. Los pacientes que cursan la enfermedad en forma leve, que son la mayoría, no lo necesitan. Y aquellos críticos y moribundos tampoco. “Ya llegamos tarde”, explicó. Se aplican en los casos en que los pacientes comienzan con los síntomas habituales. Pero clínicamente empiezan a empeorar. Ahí es cuando el equipo médico debe analizar el momento para la transfusión. Por ello, dijo que la clave es ir en el momento justo a la consulta. “Es como los bomberos, no tiene sentido llamarlos cuándo la casa ya se quemó”, recalcó. Pero aclaró: “esto no es magia; no es la panacea”.
“Nosotros presentamos el protocolo con varios otros hospitales en la Costa del Uruguay con la idea de poder preparar algo por si surgiera, que era lo más probable, la necesidad de utilizar esto”, dijo. “Es una herramienta terapéutica que se suma al escaso y variopinto arsenal que se está planteando para atender esta enfermedad”, dijo.
Castillo explicó que solo se utiliza en pacientes seleccionados. “No es para todo el mundo”, indicó. “Esto también es parte del protocolo de estudio que se instaló. Es similar, con algunas características puntuales, al que puso la Nación del Cemic (Centro de Educación Médica e Investigaciones Clínicas) de Capital Federal. Acá el que está coordinando todo el equipo es el doctor Daniel Gorta de Concepción del Uruguay”, dijo.
Además, explicó que han ido colectando en todos los hospitales el plasma para guardarlo por lo menos un año. “Por si hubiera necesidad de utilizarlo tanto en esta ciudad como en otras”, dijo el médico.
Y agregó que el Masvernat está dentro del grupo de hospitales con el que están trabajando. “Hasta ahora no lo han solicitado”, recalcó. Pero aclaró que la idea de trabajar en red significa que si se lo necesita desde Concordia se lo pueda donar desde otros nosocomios.
Por otra parte, explicó que el donante es el paciente que hace un mes se enfermó porque se sabe que el cuerpo humano genera la mayoría cantidad de anticuerpos a los 28 días. En Gualeguaychù comenzaron a trabajar en la donación, al igual que en Colón donde hace un mes hubo un brote de 20 personas. “En esa ciudad todos se mostraron dispuestos a donar. “Esperemos tener un buen banco de sangre pero esperemos que no haga falta. Lo importante es estar preparados por si surge la necesidad”, dijo.
Además indicó que el donante no se queda sin defensas por si se contagia nuevamente. De hecho, sostuvo que el ser humano tiene células llamados leucocitos que pertenecen a los glóbulos blancos que tienen como característica la memoria inmunológica. “Ante la presencia de un enemigo conocido, rápidamente responde fabricando nuevos anticuerpos. Eso es lo que hace la vacuna. Por ejemplo, el sarampión. Cada vez que tengamos contacto con el virus, nuestro cuerpo lo reconoce y lo destruye”, dijo.