El proyecto presentado esta semana en el Congreso de la Nación solicita se informe si la empresa Makhena S.A. tiene autorización por parte de la Secretaría de Ambiente de la Nación para extraer agua del río Paraná, ya que existe una tutela especial para este recurso tan vital.
La ley 25.688 de Presupuestos Mínimos Ambientales establece lineamientos específicos para la Preservación de las Aguas, su Aprovechamiento y Uso Racional. Allí se establece el permiso de la autoridad competente para la “utilización de las aguas”, lo que incluye “la toma y desviación de aguas superficiales”, como las que realiza la empresa de la que sospechan los diputados entrerrianos.
El pedido también demanda datos sobre las operaciones comerciales que la firma Makhena S.A. haya realizado, ya que la propia empresa publicita entre sus servicios la “comercialización de agua dulce de río”. El sitio web de la firma argentino-estadounidense (www.makhena.com) promociona entre sus productos la venta de “Agua dulce, cruda, sin tratamiento”, en cantidades “entre 60.000 y 70.000 toneladas por envío”, con destino a la “Potabilización y consumo, riego, etc” que se transporta en “Buques Tanque”, se lee en la página de Internet.
Por ello, Cremer y Zavallo se preguntan cuál es el canon que se le cobra a esta empresa si se confirma que Makhena S.A. extrae el agua dulce del cauce del río Paraná. Además, se preguntan sobre el impacto ambiental que produce esta extracción de agua dulce.
Las respuestas a la solicitud de los diputados entrerrianos pueden abrir un camino de investigación más profundo sobre el escaso control que existe sobre la preservación de los recursos naturales, y muy especialmente con el agua dulce.
La empresa Makhena (www.makhena.com) tiene sede en Argentina y Estados Unidos. Es una firma dedicada a la venta de diversos productos como aceites, té, carbón, y toda una línea dedicada a productos derivados del agua. En esa rama, comercializa dos marcas de agua mineral y la llamativa venta de “agua dulce cruda”, extraída directamente del río, lo que ha despertado las sospechas de los diputados entrerrianos Cristina Cremer y Gustavo Zavallo. Esta agua se transporta en buques tanque que han quedado en desuso, como los Panamax, a los que se les ha prohibido transportar petróleo, hidrocarburos y químicos a raíz del incremento de las exigencias de seguridad en los recipientes que se utilizan para transportar esos productos.
La propia empresa Makhena reconoce en su página de Internet que «el agua es un elemento insustituible para el sostenimiento de la vida humana y el resto de los seres vivos, siendo al mismo tiempo un insumo imprescindible en innumerables procesos productivos. A pesar de ser renovable, la escasez del agua se manifiesta gradualmente a medida que aumentan las demandas y los conflictos por su uso».