sábado 18 de octubre de 2025

-

Director: Claudio Gastaldi

RegistrarmeNewsletter
Filter by Categorías
Ambiente
América Latina
Colonia Ayuí
Concordia
Coronavirus
Covid-19
Derechos Humanos
Diamante
Dictadura
Dos Orillas
Economía
Educaciòn
El país
Federal
Información general
Informes Especiales
Iosper vs Femer
Judiciales
Juicio Político
Legisaltura
Legislativas
Ley de Etiquetado
Los Charrúas
Mundo
Municipios
Colonia Ayuí
Diamante
Estancia Grande
La Criolla
Los Charrúas
Puerto Yeruá
Nacionales
Opinión
Opinion
Opinion Guilermo Luciano
Opinión: Claudio Gastaldi
Opinión: Guillermo Luciano
Policiales
Política
Provincial
Puerto Yeruá
Salud
Sin categoría
Sociedad
Violencia Laboral

Periodista comprado

En su libro, Ulfkotte admite haber aceptado coimas para escribir, entre muchos otros artículos tendenciosos, uno donde denunciaba supuestos planes de Khadafi para usar gas venenoso contra su pueblo. “En innumerables ocasiones puse mi firma en notas que me entregaron los servicios de inteligencia de Estados Unidos, de Alemania o de la OTAN. Mentí, traicioné, recibí sobornos y oculté la verdad a la opinión pública. No hacía periodismo sino propaganda. Me avergüenzo aunque sea tarde para revertirlo.” Y advirtió: “Hoy pasa lo mismo: hay periodistas sobornados para mentir y convencer a la gente sobre la necesidad de una guerra contra Rusia”.

Ulfkotte acaba de cumplir 55 años. Estudió jurisprudencia y ciencias políticas en Freiburg y Londres. Tiene 25 años de periodismo, 17 de los cuales fue editor de uno de los diarios más importantes de Alemania, el Frankfurter Allgemeine Zeitung. Como corresponsal de prensa vivió en Irak, Irán, Afganistán, Arabia Saudita, Egipto, entre otros países de Medio Oriente. Políticamente se ubica en el nacionalismo de derecha, lo que explica la furia que siente por lo que él considera la “colonización” de Alemania y Europa por parte de EE.UU. “Alemania se ha convertido en un país bananero”, remacha una y otra vez. Fue colaborador del ex canciller Helmut Köhl y en la actualidad se identifica con el movimiento racista antiislámico Pegida.

Según documenta en su libro, en parte autobiográfico, hay un tráfico de sobres que van desde la embajada estadounidense, en Berlín, hasta las principales redacciones de los medios alemanes. “Pasan la información o directamente mandan redactado el artículo o el editorial que quieren publicar.” Inmediatamente ofrece una lista hiperdocumentada con nombres y apellidos tanto de los periodistas (se incluye) como de las organizaciones que hacen “lobby” para instalar en la opinión pública lo que será el “sentido común predominante” en coincidencia con los puntos de vista de EE.UU. o la OTAN. El esquema –dice Ulfkotte– se repite para los programas de radio y televisión. “Salvo pocas excepciones, las redacciones europeas son sucursales de los servicios de la CIA y de la OTAN.”

¿Cómo reaccionó el poder mediático?

“Cuando los abogados del Frankfurter Allgemeine Zeitung supieron que el libro estaba en imprenta me enviaron una carta advirtiéndome sobre las consecuencias legales que enfrentaría por publicar nombres y secretos. Ellos saben que yo tengo pruebas de todo”, dijo el periodista en una entrevista al diario Russia Insider. Y por supuesto su libro, que desde octubre del 2014 es best seller en Alemania, apenas si es conocido en el resto del mundo. “Ninguna de las empresas mediáticas permite hacer notas sobre ‘Periodistas comprados’ –aseguró al diario ruso–. Ningún periodista puede hacer una bibliográfica sin arriesgarse a quedar sin trabajo. Por lo tanto estamos ante un libro que es un éxito editorial en ventas pero a ningún periodista le es permitido escribir o hablar de él.”

¿Por qué decidió Ulfkotte dar este paso? “No tengo hijos y estoy enfermo”, explicó. “Mi salud quedó seriamente dañada después de un ataque con gas en 1988 en Irán. Tuve tres paros cardíacos. Lo pensé durante cuatro años y me decidí a escribir la verdad sobre lo que hacen los medios y los periodistas alemanes. Ahora, están buscando una guerra en Europa con el pretexto de Ucrania. Y eso me preocupa. No quiero más guerras. No quiero ser parte del largo brazo de propaganda de la OTAN. No quiero apoyar el belicismo. Estoy preparado para asumir las consecuencias.” Luego bromeó con el periodista del Russia Insider: “Tal vez tenga que terminar pidiendo asilo en Rusia como el ex espía norteamericano Edward Snowden”.

Sobre el conflicto en el este de Ucrania, Ulfkotte cree que la manipulación de la noticias es masiva. Según él, no hay dudas de que, cuando el semanario alemán Der Spiegel publicó la información de que el Boeing malayo (vuelo MH 17) fue derribado sobre Ucrania por un misil ruso, lo hizo bajo el dictado de los servicios especiales aunque sin presentar ninguna prueba. Ulfkotte recuerda que esa noticia sirvió de pretexto para que Occidente impusiera sanciones económicas contra Rusia, algo que para él debe ser interpretado directamente como “una declaración de guerra económica a gran escala, luego complementada con la reducción artificial del precio del petróleo y la depreciación del rublo, todo orquestado con el mismo fin”.

Tres meses después de editado, el libro de Ulfkotte sigue siendo casi desconocido, mientras la guerra en el este de Ucrania avanza. Este fin de semana, en el marco de la Conferencia de Seguridad de Munich, Europa remozó su doctrina militar bajo el ojo vigilante y los buenos consejos de EE.UU., representado por su vicepresidente, Joe Biden, y su canciller, John Kerry. Uno de los debates se centró sobre la entrega o no de armas a Ucrania. EE.UU. apostó por la opción bélica. La canciller Angela Merkel rechazó de plano la entrega de armas. Pero el presidente ucraniano, el prooccidental Petro Poroshenko, usó el foro de Munich para mostrar unos pasaportes rusos que supuestamente portaban soldados en el este de Ucrania. ¿Casus belli? Veremos en pocos días el desenlace.

* Periodista y escritora especializada en política internacional.

Entradas relacionadas

Deja el primer comentario