La turba acusaba a Arce de movilizar gente, de proteger y alimentar a mineros que habían llegado de otras regiones para contrarrestar las movilizaciones citadinas. Ella siempre negó esas acusaciones. Hoy, Arce es senadora nacional de Bolivia y, luego de conocerse la detención de la ex presidenta de Facto, Jeanine Añez, expresó en su cuenta de twitter las emociones que la invaden:
“Si me preguntan si tenía miedo, déjenme decirles que sí, que el dolor fue insoportable, pues sí, caminar descalza no fue fácil, recibir los golpes que dejaron huellas en mi cuerpo fue doloroso, sentir el filo de las tijeras pasar por mi cabello es imborrable.”
“Sentir la pintura en mi rostro y cuerpo fue humillante, escuchar los insultos de jóvenes armados llamados Resistencia Juvenil, fue muy doloroso, esos momentos que no se van de mi mente y fueron reproducidos por los Medios de Comunicación, sin eco alguno”
“Mis derechos humanos fueron vulnerados, y más al contrario el Gobierno de Facto se encargó de seguir ejerciendo una persecución política, hasta vulnerar los derechos de toda mi familia sin respetar la edad de mis hijos e hija, mandando a un centro de infractores a mi hijo menor.”
“Recuerdo las oraciones que elevaba al creador, pero sus representantes de la iglesia cerraron sus ojos a todo lo que me hicieron. Cuando me tuvieron detenida violaron todos mis derechos, y solo escuchaba «son órdenes de arriba», duele recordar.”
“Gracias a Dios, recuperamos la democracia y estamos en un Estado de Derecho y estoy segura que ninguna mujer más vivirá lo q pase, quiero agradecer a quienes me llenaron de fortaleza y valor, y a pesar que intentaron doblegarme, siempre estuve de pie y nunca de rodillas. #FueGolpe”
En una entrevista publicada en el portal NODAL (Noticias de América Latina, que dirige el periodista de Internacionales, Pedro Brieger) Patricia Arce Guzmán recordó que aquella mañana madrugó a las 5. “Hicimos una inspección y hasta mediodía atendí a la gente. Me llamó mi hijo para alertarme de conflictos en Quillacollo. Confié en que no iba a pasar nada en Vinto. Me reunía con la Presidenta del Concejo y otro concejal de la oposición. Me anunciaron que venía una turba. Llamé a mi seguridad para saber la situación y también al comandante de la seccional de la Policía pidiendo refuerzos. Me dijo que no tenía policías. Afuera, por la puerta principal escuchamos bulla y sentimos el olor a quemado, estaban quemando. Desfogamos a todos. Fui la última en salir hacia la plaza, pero mi vehículo no estaba allí. Vi gente que llegaba de ambos lados. Me agarró una turba. Quería ir al templo, pero tengo un problema en la rodilla izquierda y no pude correr. Me empezaron a pegar. Alguien me dio un golpe con un palo (señala el lateral derecho de la cabeza). Perdí el sentido y reaccioné cuando me echaron con agua. Me hicieron parar. Me llevaron hacia Quillacollo. En todo el trayecto recibí golpes, me rociaron con gasolina y pintura roja. Al jalarme, perdí los zapatos. pisé vidrios rotos. Fue muy duro. Decían que era un autoatentado.