EN LO NACIONAL…
Aunque la conducción opositora (los multimedios) deliró con la unidad opositora e hizo lo imposible para lograrla, la realidad pudo más y, lo que es peor, la estrategia presidencial los enfureció y no era para menos, no solo no lograron unidad sino mayor dispersión. Cada uno irá por su lado, Daniel Scioli sigue siendo parte del FpV y subordinado a la presidente, mientras Francisco De Narváez y Sergio Massa (la nueva esperanza blanca de Clarín y La Nación) se disputarán junto al GEN y los radicales, el mismo electorado, dando así más chances a las listas del oficialismo que, una vez más, juega en Buenos Aires disputando espacios a los barones y al aparato pejotista.
La verba popular hizo conocida la expresión “dormir el nene” que fue lo que ocurrió en Buenos Aires con “el coloradito que decía tener un plan” (como definió la presidente a De Narváez sin nombrarlo), Sergio Massa y Daniel Scioli. La conducción político-mediática apostaba a un frente entre todos ellos. Como otras veces creyó que el gobierno es manco y, como otras veces también quedó “sangrando por la herida” y con el único recurso del fantoche-estrella que, cada domingo a la noche ofrece el show de difamaciones y mal gusto.
Aunque con una pésima demostración de futbol, resultaba hasta más entusiasmante ver el partido de Boca.
El día del cierre de listas, Scioli le colgó el teléfono a Massa a quien había entusiasmado con la candidatura de Karina Rabolini, su esposa. Esta negociación había precipitado el rompimiento de una posible alianza con De Narváez que viene gastando fortunas en marcketing. En fin, se trata de un curso acelerado de política y tácticas para los dueños de medios y “la tribuna de pensamiento”
EN LO PROVINCIAL…
En nuestros pagos se repitió la división opositora aunque hay mucho más para decir, sobre todo en lo que respecta al arco opositor y sus alianzas.
La Unión por Entre Ríos que llevará como candidatos a De Angeli senador y Cristina Cremer (mujer de Busti) diputada en primer lugar y en segundo lugar el progre y republicanísimo Luís Leissa, tiene como aliado al partido de Seineldín.
Leissa hace yunta con Emilio Martínez Garbino y habían roto hace años con Busti a quien habían considerado como un cáncer para el peronismo. Fundaron un partido de centro-izquierda que logró 120 mil votos y un apoyo social que a poco de andar dilapidaron y terminaron reducidos a un partido vecinal que, en las elecciones pasadas hizo frente con el menemismo y el radicalismo, entre otros de ese novedoso armado. Perdieron las elecciones a manos del actual intendente oficialista. Era de prever, ahora, reaparecieron con un discurso “republicano” con el que justifican la vuelta a Busti. Con este raíd, podría decirse que están unidos por el oportunismo o por el espanto (elija Ud). Más aún si se piensa que ese espacio tiene como aliado al partido de Seineldín.
La UCR por su parte disimulará su soledad al llevar como candidata a diputada a la actual legisladora Hilma Ré seguidora de Elisa Carrió y representante de las patronales rurales que ingresó al congreso en el 2009 y pasó por la legislatura sin que su presencia se notara. Las luchas internas dejaron el tendal de pretendientes.
En este caso, el partido al que representaría Re en la provincia no la reconoce y en un comunicado enviado a DIARIOJUNIO, dice «nuevamente ha sido vulnerado el derecho de las legítimas autoridades del partido a decidir por sí mismas, en una nueva muestra de autoritarismo, y desconsideración hacia la militancia local por parte de la Dra. Elisa Carrió, más allá del respeto que nos merece su ideario, trayectoria y coraje para luchar contra la corrupción».
El FAP en esta provincia solo logró unir al GEN de Margarita Stolbizer y al Partido Socialista cuya perfomance nacional ha quedado desdibujada. Esa unión es tan conflictiva que presentará tres listas de candidatos para las PASO, en rigor, el único de los frentes que competirá con otros candidatos que integrarán sus listas.
Por último, el oficialismo y como una réplica de lo nacional, presentó sus candidatos a último momento, donde el debate sobre el perfil de los mismos brilló por su ausencia. Ni aquí ni en la nación se produjeron olas. Aunque todo parece bien tranquilito, es preocupante.
Las construcciones políticas necesitan líderes, qué duda cabe, pero los proyectos de cambios y transformaciones como el que se vive necesita también de mucho debate interno, incluso en aquellos procesos donde entre las mayorías existe plena confianza en esos liderazgos.