La “canasta familiar” del Indec valorizada con los precios reales en las góndolas nos llevan a un valor que ronda los $2.600. En cambio, el valor actual y oficial de ese organismo nos da aproximadamente $ 1.500 brutos, restando las retenciones legales, el valor de bolsillo sería $1200, o sea unos $40 por día y $8 por hora. En otros términos, la mitad de lo que se está discutiendo en las negociaciones con los gremios.
A su vez, la inflación real del año pasado fue del 16% (contra el 7,3% según el valor oficial), mientras que en los primeros cuatro meses del año ya casi alcanzamos el 10%
No se manejan con estos parámetros las actividades en las cuales la categoría mínima ya superaba el año 2009 los $ 3000, como es el caso de los bancarios, que pactaron un 23.5% (desde el 1ro. de enero hasta el 31 diciembre) con un piso de $900. El piso de los bancarios, a los convenios cuyas categorías más numerosas se ubican en torno de los $2400 representaría un ajuste de no menos del 30%, aumento que se resulta inviable para la competitividad de muchas actividades, sobre todo aquellas que cuentan con mano de obra intensiva.
La inflación que se pretende compensar es la futura, no la pasada. Recordemos que todos los aumentos convencionales ocurridos entre el 2004 y el 2009 fueron superiores a la inflación, y en algunos casos, el aumento acordado la suplicaba. Con ello, la recuperación de los salarios convencionales fue muy importante, y tomando todo el período, desde la caída de la convertibilidad hasta el 31 de diciembre de 2009, los convenios lograron aumentos que en promedio superaron en un 80% la inflación real del período.
En función de este panorama, los elementos que siguen jugarán un papel relevante:
a- Los aumentos deberán ser escalonados, ya que de lo contrario se estaría anticipando inflación futura, con efectos nocivos sobre la economía en general y efectos inflacionarios.
b- Volverán a pactarse aumentos no remunerativos para atenuar el impacto en los costos frente a las dificultades de un mercado cuyos niveles de actividad son heterogéneos.
c- El escalonamiento debe proyectarse sobre el total del período pactado, y de hecho, el último tramo debería instalarse sobre el final de dicho período.
d- Las autoridades del Ministerio de Trabajo están requiriendo la conversión de las prestaciones no remunerativas en remunerativas, de modo que dentro del acuerdo deberían fijarse las pautas, sin perjuicio de lo cual, no existe impedimento para que se acuerde en forma escalonada, inclusive superando el período pactado.
e- El eje del nivel salarial propuesto debería desplazarse al centro de la escala, donde habitualmente se instalan las categorías con mayor personal.
f- La implementación de puentes, by pass o anticipos puede ser un factor de moderación de la negociación colectiva, a fin de amortiguar el peso de las escalas, y sobre todo, para evitar el impacto sobre los adicionales, que en muchos convenios juegan un papel más importante que las escalas.
g- Para fijar puentes, se puede recurrir a todas las variaciones posibles, dentro de lo que son los momentos en los cuales se pueden sufrir efectos negativos en el poder adquisitivo del salario, de modo que se mejore el ingreso, y a la vez, no se alteren los básicos, que en muchos casos, afectan de forma crucial el impacto sobre el costo laboral.
h- De modo especial, deberán contemplarse mecanismos de compensación o absorción en las actividades en donde la apertura entre pequeñas, medianas y grandes empresas es muy importante, por la gravitación que implica corregir básicos en relación con las retribuciones variables que están subordinadas a la corrección de los básicos o al porcentaje de incremento de los mismos.
i- La existencia de una cláusula gatillo, por medio de la cual se pueden llegar a producir revisiones de las escalas antes de finalizado el período por el cual se cerró la negociación, es un tema crítico y a la vez relevante, si se tiene en cuenta que un acuerdo previo implica de un modo u otro, algún costo, más en función de las expectativas que se crean, que en el curso de los acontecimientos en materia de nivel de actividad, rentabilidad, inflación y crecimiento.
j- La distribución desigual de los aumentos es otro recurso, generalmente beneficiando a los que menos ganan, en la base de la escala, reduciéndose a medida que se aplican los aumentos en las escalas superiores.
k- El empleo de un valor bruto mínimo de aumento es también un recurso para beneficiar a los trabajadores de menores ingresos, con la dificultad de que achata la escala en los primeros niveles, sin que exista por ende el incentivo para mejorar con un cambio por mérito.
l- Por último tenemos los aumentos escalonados, en donde se combinan un porcentaje decreciente con valores mínimos en grupos de categorías.
En definitiva, pasamos por un primer tramo de negociaciones con ajustes que oscilaron entre el 20 y el 23.5% agotado en marzo pasado. A partir de abril, las negociaciones escalaron al 25/26% escalonados con perspectiva de llegar a la franja 28/30% a medida que avanza el año. Los grupos de izquierda también mostraron flexibilidad inflacionaria. En el primer bloqueo de la Panamericana pedían un aumento de 30%, en el segundo 32%, y la semana pasada solicitaron 36%. La consigna no es lograr un resultado, sino superar los ajustes que se discuten en el seno de la comisión negociadora, para preparar la segunda vuelta, donde estos grupos pujan por lucirse en medidas de acción directa por empresa. En síntesis, nos espera un segundo cuatrimestre con acaloradas negociaciones con amenazas concretas de conflictos ulteriores, cuando la insatisfacción llegue si llega, a cada compañía.
El Cronista.com – Julián A. de Diego Asesor Laboral de Empresas y Profesor Derecho del Trabajo U.C.A.