En el barrio Mosconi Nuevo, la precaria casa donde vivía Joaquín, no tiene agua potable ni sanitarios, y todos los miembros de la familia viven en una sola pieza.
En las últimas 48 horas se vio un desfile de funcionarios prometiéndoles una habitación nueva, cocina y agua.
El defensor de pobres y menores de la Justicia, Arsenio Mendoza, dijo que analizaba las responsabilidades sobre la muerte del bebe y no descartaba presentar una demanda penal.
La mamá de Joaquín dijo que, en un centro de salud cercano a su domicilio, le habían mezquinado leche para sus niños.
Y no fue un caso aislado. En junio pasado falleció por desnutrición en Concordia un niño de 4 años y 8 meses que pesaba 11 kilogramos y medía 85 centímetros.
Su familia, del barrio Villa Gobernador Cresto, estaba incluida en un programa de refuerzo alimentario y dejó de recibir la ayuda sin recibir explicaciones.
Una planilla de control registraba al menor con desnutrición de grado 2, y apuntaba problemas de alimentación también en sus 8 hermanos (él era el noveno), pero las autoridades de la provincia negaron que fuera muerte por desnutrición, ya que en el acta de defunción decía «paro cardiorrespiratorio».
Un tiempo antes, el 26 de abril, había fallecido por desnutrición y deshidratación grave una menor de 2 años en Gualeguaychú. Vivía con su madre de apellido Giménez, su padrastro y cinco hermanos, en una vivienda precaria.
En la provincia hay 100.000 personas que comen en comedores escolares y comunitarios.
Demoras
Las deficiencias se centran en la disminución de la cantidad de alimentos entregados a las familias necesitadas en los centros de salud, pero no se agotan ahí.
En un solo lugar de la zona este de esta capital, por ejemplo, el centro Pagani (un barrio de familias de clase media baja), hay 29 chicos y 3 embarazadas registrados con distintos grados de desnutrición.
Empleados de esa institución revelaron a LA NACION que para esos 32 desnutridos llegan otros tantos bolsones mensuales, pero este año «los envíos llegaron a demorarse hasta 3 meses, y el último llegó flaco: traía cuatro kilos de azúcar, un kilo de leche y seis latas de corned beef para todo el mes», explicó la profesional encargada de la distribución, Mary Díaz.
La información fue corroborada con seis profesionales y administrativos que se desempeñan a la mañana y a la tarde en ese centro de salud. Los empleados se mostraron indignados con la situación.
Díaz agregó: «Yo se lo planteé a Cristina Salas, que es directora de Asistencia Social de la provincia, y estaba el coordinador (de Políticas Sociales) Jorge Kerz, presente en la reunión; le dije que eso era como no darles nada porque el corned beef, si usted ha abierto una lata de ésas, está rodeado de gelatina, como grasa, con eso no puede alimentarse un chiquito desnutrido.
-¿Por qué en la puerta (del centro de salud) pegaron un cartel que aclara que sólo hay bolsones para desnutridos?.
-Porque recibíamos entre 55 y 60 bolsones mensuales, en algunos casos semanales, del Plan de Ayuda Directa y hace dos meses fueron eliminados.
Eso pasó después de que se vencieron alimentos en el ministerio y los quemaron. Antes (los bolsones) traían un kilo de azúcar, una mermelada, un membrillo, tres picadillos, un kilo de fideos, uno de arroz, uno de harina de maíz y uno de harina común, pero ya no vienen. Además, dijeron que los iban a reemplazar con bonos.
Numerosas madres esperaban en sus asientos con sus hijos pequeños, que eran atendidos por un joven médico residente. Preguntado por los chicos desnutridos, dijo que él había atendido a 7 u 8 -hay otros pediatras en el centro-, con desnutrición de primero y segundo grados.
Antecedentes
Estas noticias coinciden con la incineración y el entierro de entre 5 y 10 toneladas de alimentos hace dos meses, por desidia en las tareas de preservación en los depósitos de la provincia.
Hace siete días se conoció un informe oficial sobre esos galpones: «En el Depósito 1 se percibía un fuerte y penetrante olor, característico de roedores en todas y cada una de las dependencias… hay cuevas de ratas en actividad… cajas con dulce de membrillo apiladas directamente sobre el piso con signos de derramamiento de producto por presión e indicios evidentes de putrefacción. Gran cantidad de polvo, excremento y restos untuosos de orina de roedores sobre los alimentos y el piso…
«En el Depósito 2, presencia de materia fecal de roedores y signo de suciedad en los alimentos para celíacos.»
El gobierno incineró esos alimentos (leche, harina y cacao entre otros), aunque algunas toneladas aparecieron tiradas en las barrancas al sur de Paraná, y decidió también borrar la fecha de vencimiento y repartir centenares de paquetes en las escuelas.
Frente al escándalo, renunció la ministra de Salud de la provincia, Graciela Degani y, hace dos meses fue reemplazada por Gustavo Bordet.
La muerte de Joaquín provocó denuncias políticas contra el gobierno, en vistas de estas pérdidas de alimentos.