Desde la semana pasada, la Comisaría Nº 1 de Chajarí cuenta con un sistema de vigilancia por cámaras colocadas estratégicamente en diferentes sectores del edificio. La decisión de colocarlas vino tras la fuga del delincuente cordobés Miguel Oliva en junio pasado, quien tras limar los barrotes de su celda y esperar la hora de la madrugada precisa en que su vigilancia flaqueaba, se escapó.
El jefe policial, Comisario Nelson Vega, dijo a DIARIOJUNIO que el de un sistema de cámaras de seguridad “era un pedido que yo había hecho desde hace mucho tiempo, mucho antes de que tuviéramos que lamentar una fuga”. Asimismo, agregó que la implementación de este tipo de vigilancia permitirá “controlar el movimiento de los presos, pero además el comportamiento de los mismos funcionarios policiales”. Así, aunque sin mencionarlo, con esto último, Vega quiere asegurarse de que en el trato con los detenidos –sean presos procesados o contraventores que son llevados a la sede policial por algunas horas- no se incurra en abusos por parte de su personal.
Las cámaras colocadas, mas el monitor de vigilancia –que está en al guardia- y la grabadora (puesta en una computador y que registra y almacena imágenes permanentemente) fueron compradas con fondos de la Asociación Amigos de la Comisaría de Chajarí, con un costo de $ 5.000. Son cuatro cámaras que filman los sectores de las celdas, del patio interno –donde se suele retener a contraventores o gente que se lleva a identificar- y la parte trasera de la dependencia policial, donde hay varios autos secuestrados en deposito.
