El Regimiento de Chajarí ocupa un predio de 800 hectáreas de superficie. “Tenemos que procurar recorrerlo entero y determinar que en el interior del campo no haya ningún elemento que sea de interés”, dijo Vega. De la misma forma, se realizan inspecciones en los edificios del Regimiento.
De hecho, realizando un rastrillaje manual localizaron entre yuyos y espinillos una vaina perdida. Se trata del único progreso que pueden llevar a determinar el arma de fuego utilizada en el asesinato. Pero debe ser determinado mediante pericias en Paraná.
Además Vega dijo que se secuestraron teléfonos de soldados que trabajaron esa noche. De hecho, ayer se llevó a cabo un allanamiento de una vivienda en Mocoretá (Corrientes) de un compañero que estaba de guardia esa noche. Vega dijo que el operativo derivó de la versión que dio a conocer el padre respecto de algún problema interno en el Regimiento.
Por otra parte, ante las versiones que dan cuenta de un auto circulando a la hora del crimen en cercanías del Regimiento, Vega expuso sus reservas. El predio se encuentra flanqueado al este por la autovía 14 yal norte por la ruta 2 que comunica a Chajarí con los Conquistadores. Se trata de arterias viales sumamente transitadas. De todas maneras, valoró todo lo que los testigos puedan acercar para investigar.
Por su parte el padre del soldado dijo que escuchó que la muerte fue provocada por un disparo en la nuca a un metro de distancia y que a su hijo lo sacaron del puesto de guardia e iban sacándole prendas. “Primero la manta, después una campera, la boina y el casco hasta llegar al alambrado. Pasó el alambrado y pasó lo que pasó”, expresó el padre. “Queda todo en manos de la Justicia. Creo en la Justicia y doy fe que se va a capturar al agresor”, añadió.
Y sostiene su sospecha de un encubridor del asesinato que lo haya hecho “mover un poquito de la guardia”. Y consignó que le habían agregado un recorrido en la guardia que no estaba previsto inicialmente.
Respecto del silencio que reinó esa noche que no fue alterado por el estampido del arma, el padre mencionó que hay 300 metros desde el lugar donde fue fusilado su hijo al puesto de guardia más cercano. “Un disparo a 300 metros se tiene que escuchar”, dijo. Para que no queden deudas, dijo que esa hora “se quiebra un gajito y lo escuchan, canta un gallo de 1 km y se escucha”. Pero, como contrapartida, al tratarse de una noche fría, los soldados están “acurrucaditos con gorros, con cascos”.
Vega manifestó lo mismo. “La mayoría de quienes hemos cubierto puestos o trabajamos a la intemperie tratamos de guarecernos del frío, de la lluvia y del calor. Esto indica que los puestos pudieron haber estado en el interior de alguna casilla, de la guardia o buscar cubierta en algún lugar y eso hace que se reduzca la posibilidad de escuchar”, mencionó. No obstante, el jefe de policía de Federación sostuvo que un disparo se tiene que haber escuchado en la guardia, distante 800 metros. Por ello entrevistaron a todo el personal de guardia.
Vega dijo que Bermani era un soldado con tres años de antigüedad, con conocimientos de defensa personal que sabía lo que es cubrir un puesto, buscar cubierta o enviar un alerta mediante un disparo, cosa que no sucedió. Por ello los interrogantes quedan flotando: si fue sorprendido, si hubo una persona conocida, si fue más de una persona, etc.
“Por eso estimamos que a Bermani lo sorprendieron, lo tomaron, lo trasladaron a través del campo, un monte natural y lo sacaron fuera de la ruta. Todo lo que fuimos encontrando, el poncho-manta, la bufanda y la campera fueron encontradas fuera del Ejército, del otro lado del alambrado hacia la banquina de la ruta con el cuerpo sin vida de Bermani”, recalcó el jefe policial. También se hallaron dos cargadores a 30 metros del cuerpo.
La hipótesis del robo del fusil tampoco le cierra al progenitor del soldado dado que, para él, un “loco” entraría a un regimiento para llevarse el rifle.
El padre dijo que su hijo era “muy reservado y nunca ventilaba nada”. Por ello, para él es un “misterio” lo que sucedió. “A lo mejor vio algo que no tenía que ver. No lo sé. Son preguntas en voz alta que nos hacemos”, recalcó.
Asimismo el padre recordó que el comportamiento era ejemplar, lejos de involucrarse en peleas o generar enemistades. Bermani era arquero de un equipo de futbol de Chajarí y el año pasado no recibió ni siquiera una tarjeta amarilla en las 26 fechas que disputó su equipo.
El padre sostuvo que la pareja de Bermani, una chica de 20 años embarazada de cinco meses, con quien convivía desde hace cinco meses, estaba “muy consternada, muy mal en el velatorio”.
Asimismo, dijo que el jefe del Ejército les ofreció todo su apoyo. Recordó que en una competencia futbolística disputada entre regimientos de Entre Ríos el de Chajarí salió campeón debido a que atajó tres penales en una final. “Lo tenían muy arriba porque era como soldado bueno, como arquero bueno, como futbolista bueno, como todo bueno”, recalcó.