Fernández de Kirchner comparó la situación de anoche en la ciudad de Buenos Aires con la que vivió en 1991 cuando explotó el volcán Hudson y «una nube cubrió casi toda la provincia de Santa Cruz». «Pero este no es un desastre natural, esto es obra de algunos aspectos de la naturaleza humana: los de la irracionalidad, los de la irresponsabilidad», agregó, para luego vincular el fuego con actividades agrarias y pedirle «a los que se dedican a estas actividades que actúen con responsabilidad».
En un discurso que dio al inaugurar una planta de capitales chilenos que producirá plásticos en Campana, una de las localidades afectadas por los incendios y el humo, la Presidenta comentó que anoche en la Capital Federal «no se podía respirar», pero enfatizó que los efectos más graves se dieron como consecuencia de la baja visibilidad en las rutas: «hay argentinos que perdieron la vida». Por eso, pidió a la Justicia que actúe para determinar las «responsabilidades civiles y penales» que correspondan.
Poco después, llegó la respuesta del campo. El vicepresidente de la Federación Agraria, Ulises Forte, sostuvo que en las acusaciones hay «una clara intencionalidad política» y que el Gobierno quiere «distraer del centro del debate» las negociaciones con el campo. «No se puede acusar de semejante desastre a los ruralistas», le dijo el dirigente a radio Continental. De todos modos, admitió que los incendios pueden haber comenzado debido a que «algún productor habrá quemado pastizales en un pedacito de campo» y el fuego, «por mal manejo», se propagó.