Para Bonasso, Busti “está más cerca del Código Penal, que de la política”

En el reportaje, Bonasso -una de las principales apoyaturas “transversales” de Néstor Kirchner- fustigó al grupo de gobernadores, habló de elefantes con pié de barro en referencia al justicialismo ; se refirió al acto realizado en la ESMA y dijo que el presidente no abandonará su proyecto.
-Comenzó la pelea de fondo en el peronismo.
-Me consta que el Presidente hizo reiterados esfuerzos por preservar su relación con Duhalde. También que en el país hubo una crítica social muy profunda para la corporación, el PJ y la UCR. El “que se vayan todos” no desapareció del mapa. Está subterráneo y hay muchos que no lo perciben, incluso la señora de Duhalde. No se dan cuenta de que si pueden salir a tomar un café sin que les escupan un ojo es, en gran medida, por todo lo que hizo Kirchner.
-¿Los gobernadores esperaban que Kirchner replicara a Hebe de Bonafini?
-Aunque el presidente hubiese aprobado o no lo que dijo Bonafini, hay una cuestión que pasa por quiénes son los protagonistas del dolor o de la reparación. No pueden serlo quienes propiciaron la política de reconciliación junto a Carlos Menem. Tendrán poder partidario, pero no protagonizan esta recuperación de la memoria. No lo hicieron cuando fue su turno.
-En Parque Norte se patentizó la disputa entre el proyecto transversal y el peronismo estructural…
-Creo que no todos los peronistas están en el PJ, que eso llamado transversalidad no es sólo un fenómeno de centroizquierda y que existe mucha gente desengañada en el justicialismo. Incluso en Santa Fe, donde hay compañeros que tienen muy poco que ver con ese demócrata progresista conservador que es Reutemann. Se parece más a Alberto Natale que a un peronista. Efectivamente, se suponen tensiones, que no es malo en sí mismo. La cuestión es cómo resolver la crisis. Fuera de lo partidario, es importante que Kirchner reciba apoyo nacional, porque está negociando la deuda y resistiendo presiones tremendas.
-Llegó la etapa de las decisiones clave.
-Se ingresa a una etapa de turbulencias. No sólo confío en que el presidente sea un buen piloto de tormentas sino en que lo podamos ayudar, y también organizar ese apoyo. No lo digo por obsecuencia: él nos está dando la libertad y la posibilidad de recuperar el trabajo y el ingreso, además de mantener esa esperanza reconquistada después de años de frustraciones y depresión. Por eso las presiones van a ir en aumento y desde todas las corporaciones. La única salida será reforzar, por encima de cualquier sigla, su extraordinario diálogo con el conjunto de la sociedad.

-Las definiciones de Chiche Duhalde sonaron amenazantes…
-Sí, sonaron feas. Adhiero totalmente a la firme actitud de (el gobernador de Santa Cruz) Sergio Acevedo, un exponente de lo mejor del peronismo, y comparto las también duras palabras de Cristina Fernández de Kirchner. El PJ tendrá que reflexionar, porque en gran parte es una gigantesca maquinaria. Nadie puede negar lo que es ese elefante pero, a veces, tiene pies de barro. Recordemos que el elefante fue derrotado en su principal distrito, el bonaerense, en los tiempos de Graciela Fernández Meijide. Y que, de no ser por la ley de lemas, Hermes Binner hubiese ganado en Santa Fe, ¿no?
-¿La fisura en el PJ seguirá ensanchándose?
-Dependerá de la prudencia de las estructuras partidarias. El presidente no dejará de lado, por ninguna razón, su proyecto, que tiene un componente económico aún no realizado. Como él suele afirmar, “todavía no salimos del infierno”. No abandonará ninguna de sus políticas centrales. Habrá que ver qué ocurre, porque en el PJ existe un importante número de cuadros que adhieren. Kirchner tiene apoyos dentro y fuera del partido, algo que no pueden decir los gobernadores. Está llegando a su fin una época feudal.
-Se insiste, a modo de advertencia, que Buenos Aires, Santa Fe, Entre Ríos y Córdoba suman el 80 por ciento del padrón.
-Jorge Busti está más cerca del Código Penal que de la política. José Manuel de la Sota no logró levantar vuelo cuando Duhalde intentó lanzarlo como globo de ensayo, luego de que Reutemann dijera que no.
-¿Y Obeid?
-Tengo una buena relación con Obeid, que viene de hace muchos años, aunque ya manteníamos diferencias políticas por entonces. Lo digo con todo respeto, pero le tiene mucho miedo a Reutemann… demasiado.

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