Somos partidarios de la solución pacífica y democrática del conflicto con el Uruguay sobre la posible contaminación del Río Uruguay por medio de la pastera instalada en Fray Bentos, denominada “Botnia”.
Entendemos como lógico y sensato el planteo que hace el pueblo hermano de Gualeguaychú sobre su derecho a un desarrollo sustentable sin menoscabar el medio ambiente, en especial el río compartido.
Rechazamos por inconstitucional, fuera de la ley y violenta la medida de cortar el paso del puente de Salto Grande en perjuicio de la libertad de compoblanos argentinos y uruguayos, en directo perjuicio del comercio y el trabajo en ambas orillas y en claro detrimento de las relaciones fraternas que siempre existieron con el pueblo hermano de la Banda Oriental del Uruguay.
Creemos en el MERCOSUR y desde que admiramos a Arturo Illia en la solución de las controversias internacionales mediante la paz y el derecho internacional y en definitiva en la solución pacífica de las mismas, máxime cuando se trata de un país pequeño, históricamente hermanado con el nuestro y que a través de Artigas y la historia común nos enseñó a enfrentar los intereses “porteños y centralistas” desde una concepción federalista, solidaria y abarcadora.
Los cortes de ruta y otros métodos violentos de expresar la disconformidad permiten que prendan en la población ideas “xenófobas” o de un “falso nacionalismo” que, junto a otras, condujeron en el siglo pasado a todo un pueblo al fascismo. Si aprendimos entre las dos repúblicas a construir la primera represa binacional del mundo para brindar energía y trabajo a los dos países, si juntos construimos tres puentes sobre el mismo río, entre otros tantos hechos amigables, no entendemos la imposibilidad actual de encontrar soluciones técnicas y políticas que permitan descontaminar el río Uruguay, ya bastante contaminado por todos nosotros.
No escapa a la racionalidad de todos la inexistencia de un derecho internacional para los argentinos y otro para los uruguayos, existe sólo un único camino que pasa por la fraternidad, el comercio y el trabajo bilateral conjunto y la solución en paz de nuestras diferencias, fortaleciendo las instituciones y en especial el MERCOSUR.
Suena a populismo acatar los fallos si nos favorecen y desacatarlos si son contrarios, sean de adentro o de afuera
En nada ayuda al respeto e imagen del país el corte del puente Concordia – Salto. Se parece en mucho al aislamiento internacional de Estados Unidos sobre Cuba y a la imposibilidad de comerciar con todos, que legislaban los reyes de España. Por suerte de esto último pasó mucho tiempo y algo hemos aprendido, pero de las lecciones del fascismo, de dos guerras mundiales y una local nada hemos asimilado, para entender los caminos que no debemos andar.
Nada ha conseguido la República Argentina mediante la violencia, nada va a conseguir si persiste en el error de caminar sobre el mismo método. El fortalecimiento democrático de las instituciones del país luego de la crisis del 2001 requiere del ejercicio del diálogo político, facilitarlo, como pide el Gobierno de España y no manejar la política exterior del país como los antiguos atenienses. En consecuencia vaya nuestra solidaridad con los hermanos de Gualeguaychú para evitar la contaminación y nuestro decidido rechazo al corte del puente de Salto Grande y al aislamiento violento de la Republica Oriental del Uruguay. Hoy cobran vigencia palabras del viejo manifiesto liminar: “…los dolores que quedan son las libertades que faltan…”