PAPELERAS: Original iniciativa para recomponer la amistad argentino-uruguaya

El anuncio lo hizo el intendente del departamento de Río Negro, donde está instalada la planta de Botnia, Omar Lafluf, quien invitó a sus pares de la región como así también a los jefes municipales de la orilla argentina a sumarse al proyecto que cuenta con trámites avanzados para obtener el financiamiento de la Unión Europea, con 900.000 euros. Los municipios de ambas orillas desembolsarían otros cien mil.
Lafluf anunció que comprometieron su participación los intendentes de Salto, Paysandú, Soriano y Colonia, del lado uruguayo, y de Concordia, Concepción del Uruguay, Colón, Gualeguaychú y Tigre, por la orilla argentina. Además de esos diez gobiernos locales de la región del río Uruguay, el proyecto incluye un municipio francés –la Ville de Anglet–, una ONG española –Fundación Directa– y una mexicana –Festival Ollin Kan–. También es invitada como entidad colaboradora Mundo Afro, una ONG de apoyo a los colectivos afrouruguayos y comunidades indígenas. Entre las actividades previstas, se planifican talleres de formación y producción cultural, espectáculos callejeros, en gira, sobre el río, un festival de culturas de resistencia y al finalizar cada año, un disco en vivo con la participación de todos los artistas.

En el proyecto -al que tuvo acceso este cronista- se menciona como objetivo específico «reconstruir el tejido de relacionamiento humano en ambas márgenes del río Uruguay», además del desarrollo de un circuito común de industrias culturales que pueda crear empleos. En diálogo con este cronista, Canzani explicó el origen y alcance de su propuesta.

El intendente de Paysandú, Julio Pintos, apuntó al futuro: «Nos preocupa que el diferendo se manifieste en los niños y adolescentes de hoy, futuros adultos y por eso apoyamos este proyecto que se propone retomar lazos históricos y no dejar resabios».

Esta semana vencía el plazo para enviar la confirmación de la iniciativa. Aunque hubo dudas de que Gualeguaychú se sumara, el intendente Juan José Bahillo respondió positivamente, entendiendo que rechazar la propuesta «sería negar la historia común que tiene la región», aunque aclaró que eso no significa retroceder «en el reclamo de Gualeguaychú».

UN PÁJARO CELESTE Y LATINOAMERICANO
Aguaragua se llamaba el grupo que compartió con Jorge Lazaroff, Jorge Trasante y Jaime Roos en los 70. Luego se sumó a Los Jaivas, con los cuales compartió muchos años de labor y en el 77 se exiliaron juntos tras el golpe, que los encontró en pleno éxito en Buenos Aires. Nacido en Fray Bentos en 1953, está radicado en Europa desde hace treinta años. Tiene una impresionante trayectoria que en su cuarto disco solista (Transamericana, que presentará en Buenos Aires en abril) se expresa en un sonido que apuesta a lo multi, a la utopía de unir América Latina a través de la música: murga, candombe, funk y rock sudaca. La Transamericana es «una ruta ideal a través de las venas de América acarreando nuestra savia. Las fronteras dividen, todo lo demás nos une». Por esa ruta vuela el Pájaro, acompañado de un seleccionado de músicos argentinos, brasileros, africanos, franceses y uruguayos. «Debo ser el único uruguayo que ha tocado en el Olympia, Shafterbury Theatre, Carnegie Hall, Paradiso… y en toda América Latina. Pero sigo siendo el mismo gurí de Fray Bentos», dice Canzani. No es la única causa que el Pájaro promociona activamente: es un militante por el voto de los uruguayos en el exterior. Y se define como habitante de Latinoamérica: «Es mi universo, mi identidad, lo que nos hace únicos en el planeta. Soy celeste hasta la médula y latinoamericanista». Vía correo electrónico desde Francia, respondió las preguntas de El Diario acerca de la singular iniciativa «Puentes sobre el río».

¿Cómo surge la idea de este proyecto?
La idea está madurando en mí desde hace diez años. Estando de gira por el interior de Uruguay veía los teatros municipales, pequeños tesoros de una arquitectura de épocas de vacas gordas, completamente al abandono. Claro, la cultura no suele ser una prioridad en los gobiernos del continente, falta de recursos, la prioridad debería ser darle de comer a la gente. Desgraciadamente no es lo que ocurre en general, así que cuando las crisis aprietan, lo primero es cortar presupuestos y la cultura siempre está en la primera fila para eso.

¿Por qué creés que la Unión Europea resuelva respaldar el proyecto?
Existen diversos acuerdos bilaterales entre Europa y América Latina. Esta es una vía por la cual se puede transitar. La idea es traer desarrollo de industrias culturales, incentivar la descentralización cultural, la creatividad a nivel de región litoral medio del río Uruguay. En la práctica se plantea crear un circuito de ocho ciudades que administran un presupuesto récord para lo que es el desarrollo regional. Cada ciudad tendría talleres de formación profesional en la industria del espectáculo, sonido, luces, gestión de escenarios y producción, incentivo del espectáculo callejero, perennización del espectáculo de carnaval como arte de exportación, etcétera. Equipar salas de ensayos, teatros con medios técnicos propios, abiertos a la gente joven, elementos que permiten crear empleos, ser competitivos sin tener que sacrificarlo todo para irse a buscar una oportunidad a la capital. Si además de todo eso, podemos tirar puentes que permitan reconstruir el tejido social por encima de las diferencias a través de la cultura, ¡hagámoslo!

¿Qué reacciones o respuestas tuviste desde la Argentina? ¿Hablaste con alguna autoridad del gobierno kirchnerista?
Yo no hablo con kirchneristas, frentistas o centristas. Hablo con personas con quienes se puede crecer juntos, avanzar hacia un proyecto de sociedad. Creo en la gente, en lo que se puede hacer. La prueba fue cuando hablamos con los gobiernos locales de Fray Bentos y Gualeguaychú y logramos el contacto entre ellos, que se hablaran después de casi tres años. Vivimos un momento muy emocionante.

LA MIRADA CELESTE DESDE EUROPA
¿Hace cuánto tiempo estás radicado allá?
Salimos del puerto de Buenos Aires en marzo del 77 en el crucero Eugenio C con toda la tribu jaiva, mujeres, niños, fotógrafo, managers, técnicos, equipos, a conquistar el Viejo Mundo… El golpe de Estado del 76 nos encontró en pleno boom de Los Jaivas. Ya veníamos shoqueados con el golpe del 73 en Chile, y yo había escapado del uruguayo. Nos propusieron continuar el contrato de EMI Argentina en la EMI francesa y allí fuimos. Después van naciendo los hijos, te vas adaptando a otro sistema de vida, querés participar en otras luchas, contra el racismo, por ecualizar injusticias sociales que son el común denominador de las naciones. Al final aceptás que el planeta es más pequeño de lo que pensabas, pero siempre ancho y ajeno, como lo dice Ciro Alegría.

¿Seguiste el conflicto todo el tiempo?
Nací en Fray Bentos, desde donde escuchaba hablar de Gualeguaychú como una maravilla exótica de chiquito. Mis tíos cruzaban antes de las fiestas en la épica Lancha Carapachay y desde allí traían tesoros de dulces, turrones, frutas secas, regalos, anécdotas. Después llegó la adolescencia y veía llegar a Las Cañas toda esa gente de vacaciones, tan iguales, tan del río. Un día comencé a oír hablar de las tratativas por instalar nuevas industrias en Fray Bentos. Es verdad que la obsesión de desocupación y el trauma que dejaron el cierre del frigorífico Anglo, las vanas esperanzas que se repetían como collares de mentiras piadosas en las campañas electorales pre y post dictadura, me habían acostumbrado a ver la desilusión en los ojos de mi gente. Y de pronto se comenzaba a hablar de inversiones millonarias. El primer gobierno de izquierda de la historia del país estaba heredando en su problemática, de un Caballo de Troya a quien se le había abierto puertas durante el gobierno de Jorge Batlle.

¿Cómo se ve desde allá?
A la distancia, todo el proceso de deterioro de las relaciones y el hecho de que ambas partes se miren a través del vidrio deformante del aislamiento mutuo, es extremadamente penoso y al mismo tiempo equívoco. Todo conflicto humano se arregla desmitificando al otro, acercándose, compartiendo lo que te acerca y lo que te separa, sentándose en una mesa a mirarse profundamente a los ojos, abrirse y decir. Las pasiones, tanto como el rechazo de la razón de ser del otro, no pueden ni deben ser un guía espiritual de la gente, menos de los pueblos. Si ponemos en valor preferencial todo lo que nos une, nuestra identidad de ribereños, lo que nos queda por construir como sociedad regional, continental, vemos muy rápidamente que la situación actual es un simple diferendo. Un malentendido que debemos superar como hombres y mujeres responsables de su presente, para construir el futuro inmediato. No existen en el planeta dos naciones con más denominadores comunes que Uruguay y Argentina, es una evidencia historia.

Fuente: Miércoles digital

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