Lozano contó ayer otra buena señal: el obispo de Mercedes le envió la palma de olivo que usó en la procesión del domingo de Ramos. Ese día, en Fray Bentos, el cura párroco local, José Sanchís, pidió: «Hermanémonos con los argentinos que piensan distinto a nosotros, aunque tengamos diferencias».
El rol de la Iglesia
Cabe destacar que una mayor participación de la Iglesia en el intento por solucionar el conflicto podría representar un soplo de aire fresco en la relación argentino-uruguaya, que lleva —con diversos matices— un deterioro progresivo de más de dos años. En Buenos Aires se especulaba ayer con que la presencia de este nuevo actor podría significar un movimiento de piezas en el tablero del mismo Tabaré, que enfrenta críticas no sólo de la oposición sino de algunos integrantes de su Gabinete.
Al confirmar la reunión con Bergoglio, el obispo de Montevideo señaló al diario El País que la actitud necesaria para destrabar el conflicto «es el camino del diálogo». En ese sentido, llamó a «superar el egoísmo» que supone el enfrentamiento entre Argentina y Uruguay a partir de la construcción de las plantas pasteras frente a las costas de Entre Ríos.
A fines de mayo, las Iglesias de Argentina, Uruguay, Brasil y Paraguay tienen planeada una reunión de diócesis de frontera. Se realizará en Brasil. Los roces generados en el Río de la Plata por la cuestión de las papeleras son parte de la agenda.