Ante las próximas negociaciones entre nuestros hermanos países de la República Oriental del Uruguay y la República Argentina, deseamos el buen entendimiento y la comprensión mutua para librarnos de las imposiciones, que someten a nuestros respectivos pueblos.
La cuestión es tan delicada, que la buena nueva para el hermano pueblo oriental, será un colosal daño a las condiciones ambientales, de vida, para orientales y argentinos por igual, y para todos los entrerrianos en especial.
Trescientos puestos de trabajo pasteros significaran una caída mayor de similares trabajadores orientales que a diario arriban en esta ribera entrerriana.
La consecuencia de los descomunales efectos contaminantes de estas empresas, será una tremenda e inevitable catástrofe del conjunto de las fuentes laborales entrerrianas y el quebranto de toda la estructura productiva, comercial y de servicios, incluidos los Estados provinciales y municipales.
Estamos a favor de industrias y fuentes de trabajo, libres de tecnologías contaminantes prohibidas en sus países de origen. Ence y Botnia son las primeras. Hay una decena esperando en proyectos similares. No seamos el basurero del mundo.
Hagamos de la Cuenca del Río Uruguay un espacio para el desarrollo económico común de ambos pueblos hermanos. Nuestro intercambio diario, turístico, comercial, laboral y cultural a través de los puentes, nos demuestra que es posible.
Insistimos, se ha plantado un arma biológica, de destrucción masiva. Detonara cuando, desde las primeras pruebas, comience la emanación de efluentes líquidos contaminados y gases nauseabundos.
Desde ese mismo momento ninguno de los productos entrerrianos de excelencia que se exportan, sean pasturas, granos, carnes bovinas y avícolas, apícolas, arroceros, cumplirán el examen a que los someten los controles del primer mundo. Nadie nos comprará alimentos contaminados.
Ni hablar del turismo, oriental y entrerriano, que perderá todo atractivo ante la presencia permanente de olor a huevo podrido y aguas peligrosas.
Las industrias afectadas despedirán parte o a todo su personal. Las que sobrevivan vendiendo solo al mercado interno, no honraran los créditos tomados y frenaran sus inversiones. La desocupación rondara nuevamente. Bajaran los salarios, se achicara el mercado interno.
Los servicios conexos a la agroindustria y al turismo, como lo son, transportes, maquinarias, bancarios, seguros, inmobiliarios, construcción, gastronomía, hoteleria, artesanía, se paralizarán.
Los valuaciones de las propiedades en el campo y la ciudad ya están cayendo estrepitosamente y por consiguiente la inversión.
Caerán las recaudaciones fiscales y entonces se reducirán aun más la calidad de los servicios públicos en la salud, educación, obra publica y seguridad. Ante una economía en bancarrota, sobraran empleados públicos o sufrirán aún más en sus ingresos.
Estamos en riesgo un millón y medio de entrerrianos.
Hacemos un llamado a las entidades empresarias amigas, a los sectores gremiales, a todos los actores económicos entrerrianos. Defendamos nuestra vida, nuestras fuentes de producción y trabajo ahora. Impulsemos un Estudio Socioeconómico de Entre Ríos. Diseñemos un Proyecto de Desarrollo Uruguayo Argentino para la Cuenca del Río Uruguay. Pensemos en un nuevo Modelo Económico para Entre Ríos, ahora que todavía podemos.
Con el sentimiento propio de PUEBLOS HERMANOS aún nos queda tiempo. Cuando ya sea tarde padeceremos la ruptura de nuestras relaciones y el abandono de los ideales de José Gervasio Artigas y José de San Martín.