En el Concordia se atendían en la guardia 30 o 40 afiliados, cerca de 1.000 por mes. Mientras se prolonga en el tiempo el conflicto, esa demanda se traslada al hospital público. En tanto, el Masvernat debió hacerse cargo de la atención de los afiliados que antes solía concurrir al Garat que quedó fuera del sistema.
Desde el momento en que se trascendió que cambiaba la modalidad de trabajo en la obra social, dejando de lado el sistema de prestaciones y volviendo al sistema de cápita que se implementó en la década del menemismo, comenzó el conflicto. Mediante el sistema de cápitas, un segmento de los pacientes del Pami se atendería en el Concordia y los restantes en el Masvernat.
Pero el miércoles pasado, el Concordia dejó de atender a los pacientes del Pami y sólo cubre las urgencias. Algo similar sucede con los laboratorios bioquímicos que dejaron de recibir a los afiliados dado que hubo una reducción del 40 % de los valores arancelados que venían del año anterior. “Se ha producido un desequilibrio en la atención de todos los afiliados”, dijo.
Si bien el sanatorio se hace cargo de las urgencias, de igual modo en el Masvernat se ha producido un incremento de la demanda de las personas de la tercera edad. “Esta situación de aumento de demanda nos ha puesto en una situación de cuello de botella con respecto a la cantidad de gente que atendemos. No nos olvidemos que atendemos a los que no tienen obra social y a toda la región de la costa del Río Uruguay”, añadió. En ese sentido, al hospital acuden pacientes de departamentos cercanos como san Salvador, Villaguay, Feliciano y Federal.
Ragone explicó que los afiliados al Pami son pacientes que, a medida que sus expectativas de vida aumentan, comienzan a padecer enfermedades de tipo crónicas. Muchas veces llegan a la guardia con accidentes cerebrovasculares (ACV) y fracturas por caídas, muchas veces de cadera, que demandan prótesis. “El consumo de servicios es importante a medida que la enfermedad avanza”, indicó. Además muchas veces requieren internaciones por patologías que han ido acumulando durante toda su vida como hipertensión o diabetes.
Más adelante, indicó que en el hospital se realizan aproximadamente una veintena de cirugías programadas por día. “No tendríamos ni la capacidad ni el tiempo para realizarlas. Se complicaría aún más la atención”, dijo.
“Es una situación difícil que no está definida, que se está postergando en el tiempo y no tenemos conocimiento de cómo va a funcionar el sistema con el Pami y los distintos prestadores tanto públicos como del sector privado”, dijo el médico.
Al menos, mencionó que no hay demanda de medicamentos dado que los jubilados tienen médicos de cabecera que les recetan para que acudan a las farmacias con las que tienen convenio firmado. Todo ese circuito se denomina el primer nivel de atención. En el hospital suministran en el segundo nivel que tiene que ver con las urgencias, las intervenciones quirúrgicas, etc.
“La salud pública en si funciona si todos los actores tanto del sector privado como del sector público trabajan en conjunto”, señaló. “Es imposible que un solo efector pueda darle la solución por una cuestión de capacidad. Estaríamos imposibilitados de atender a tanta gente”, indicó.
Pero cuando se producen los recortes de presupuesto en las obras sociales, Ragone dijo que automáticamente el sector público actúa subsidiando ese gasto que deja de realizarse en el sector privado.
Al mismo tiempo, cabe acotar que en el Sanatorio Concordia predomina el optimismo. Una fuente de la institución aseguró a DIARIOJUNIO que mañana podría estar anunciándose el fin del conflicto que comenzó el miércoles de la semana pasada. En ese sentido, la fuente sostuvo que es muy probable que acuerden con las autoridades de la obra social un incremento de los valores de las prestaciones que se realizan en la institución y se normalice la situación. Lo que aún se desconoce es en qué situación se encuentra el otro frente de conflicto que son los laboratorios que también dejaron de prestar atención a los afiliados del Pami.