Pese a que la oposición parece tener como consigna “no hay vacunas y nos vamos a morir todos”, el flujo de dosis se mantiene bastante constante. La Argentina no está entre los países centrales de enorme billetera –Estados Unidos pagó más de 40.000 millones de dólares a los laboratorios y Europa 21.000 millones de euros–, pero logró cierto ritmo y completaría la provisión de más de cinco millones de dosis con este nuevo envío.
Las negociaciones con el Fondo de Inversión Directa de Rusia (RDIF) y el Instituto Gamaleya están a cargo de la ministra Carla Vizzotti, la asesora presidencial Cecilia Nicolini y a veces hasta interviene el propio presidente de la Nación, Alberto Fernández. En principio, fuentes de la Casa Rosada confirmaron a este diario que está todo listo para concretar el vuelo y que solo faltan detalles. En Aerolíneas Argentinas también confirmaron que están preparando la operación.
Están pendientes tres vuelos a China a buscar tres millones de vacunas de Sinopharm. El contrato está firmado y las dosis se supone que están disponibles, pero hay un retraso por problemas de embalaje -se necesitan cajas especiales, que no son fáciles de conseguir- y hay una demora en la documentación. En la Casa Rosada también están a la expectativa con la esperada autorización de la Anmat para que la Sinopharm se aplique a mayores de 60, tal como se hace en China, Pakistán y Senegal.
En la misma línea, hay posibilidades que venga en los próximos días la partida complementaria de Oxford/AstraZeneca, segunda tanda de 580.000 dosis, igual a la que llegó en febrero. Como en la primera partida, las vacunas vienen de India y tienen la marcha Covishield. Después, ya a mediados de abril, llegarían las de Oxford/AstraZeneca cuya parte activa se fabricó en la Argentina en el laboratorio mAbxienxe.