La imagen de la frontera cubierta de vehículos y camiones, contrastó con el malestar de turistas que se quejaron tanto por las demoras como por la falta de servicios básicos.
Ayer en la tarde las colas de automóviles cubrieron completamente la explanada en el área de control integrado y se extendieron hasta la propia estructura de la obra binacional.
Fue necesaria la intervención de Gendarmería, que cortó y administró el paso de vehículos, que no pueden detenerse sobre el puente por razones de seguridad, cuenta el periodista Daniel Rojas del diario El País.
Al llegar a territorio uruguayo, los turistas no ocultaban su malestar por tener que esperar entre tres y cuatro horas para ingresar al país, situación que se origina por la avalancha de personas, la escasez de personal y el sistema informático de las respectivas oficinas migratorias que obliga a ingresar todos los datos personales de cada pasajero, en computadoras que funcionan en red.
El administrador de Aduanas de Fray Bentos, Jorge Hernández, supervisaba el trabajo de su dependencia cuando se desató el caos.
«Las demoras no se dan en nuestra repartición», aclaró, mientras apuntaba a las colas de personas que desbordaban los mostradores de Gendarmería y Migración de Argentina.
Sobre las 16 horas, la indignación era generalizada
«La intención era disfrutar del fin de semana en Uruguay, pero estamos acá desde el mediodía y la verdad se nos fueron las ganas de todo», dijo Santiago de 74 años, que llegó acompañado de su esposa, desde Río Cuarto, provincia de Córdoba.
Otro turista que vino desde Buenos Aires, pidió que las autoridades agilicen los trámites entre dos países «que se dicen hermanos».
«No puede ser que nos hagan esperar más de cuatro horas. Hace 40 años cruzo la frontera y hoy le puedo afirmar que no vengo nunca más», señaló Ernesto, antes de poner el pie en el acelerador para tomar ruta 2 hacia Montevideo.
La operativa de comercio exterior tampoco es menor en estos días. Unos 300 camiones hacían trámites relacionados a exportaciones e importaciones.
Hace 20 días, mientras se mantenía el piquete, la zona fronteriza era un completo desierto, pero la imagen cambió más rápido de lo esperado.
A diferencia de lo que ocurre con los turistas, los transportistas se han mostrado conformes con la atención recibida y la infraestructura disponible decididamente superior a la que ofrece la frontera Paysandú- Colón.